Después de esto no nos veremos tan seguido,
tus palabras aún perduran en mi memoria
y es así como nos hemos dispersado en el viento.
Tras los festejos en un lejano diciembre
nuestros caminos se separaron,
en algún punto existe un monolito recordando
ese momento que queda en el tiempo.
Te veo partir cruzando la entrada de Océano
en una tarde calurosa de enero y esa
es la última imagen que tengo de ti.
Lo demás queda inalterable
hasta el día en el que nos volvamos a ver
y le pongamos rostros cansados
a esta escena llamada existencia.
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