jueves

Escenas suprmidas, 6

Veía al mundo fragmentado, la marca en su anteojo izquierdo se le asemejaba a una grieta. Una suerte de calle que separaba las veredas, de un lado los que estaban de acuerdo, del otro los que estaban de acuerdo pero en otra cosa. El tema era determinar en qué estábamos de acuerdo, porque cualquier diferencia llevaba a ponerle una etiqueta al que era distinto. Una forma de intolerancia que se hacía viral con tanto dispositivo electrónico al alcance de la mano, nada de encontrar una forma de cruzar esa Estigia. Eres de la otra idea, sos un enemigo más al que abatir y así las horas juntos se volvieron silenciosas, era cuestión de no herir susceptibilidades. No hablar de fútbol, religión o política, no hablar de nada aunque con tanta intolerancia se hacía difícil. Unos piensan que tienen razón, otros concluyen que los demás están equivocados. La mañana previa a este descubrimiento se había levantado y por centésima primera vez los lentes fueron al piso. Notó más tarde que el lado izquierdo estaba cruzado por una línea. Así que empezó a ver las cosas divididas, eso le recordó a la sociedad en la que vivía. El otro cristal estaba entero, pero las posiciones intermedias eran tan mal vistas como las opuestas. Se cambió de equipo, se convirtió en Isca sin darse cuenta, ahora es un pagano, un hereje al que hay que erradicar como si de cucarachas se tratara. Ya no siquiera es un hermano, un amigo, tu vecino, un desconocido virtual al que injurio y violento. La fe ciega da la razón, todo uniforme, cero diversidad. Basta con decir buenos días, ese único gesto es suficiente para que el otro se irrite. A usted le parecerá que es un lindo día, obviando la formalidad del saludo, pero en la realidad en la que estamos veo medio difícil que sea un buen día. ¿Qué le hace pensar que es tal cosa? Seguro usted es uno de los que votó a la causa de todos nuestros males, dado que estos males son recientes como la fotografía de ese otro impresentable que acaba de salir sonriendo al lado de la parrilla. La culpa de todo lo que pasa, todo, un concepto tan absoluto como el mismo tiempo, es de ese sujeto y su séquito de acólitos del mal que se esfuerzan por hacer todo de la peor forma posible. Antes por lo menos nos daban una parte del botín, era un autosaqueo pero botín al fin. Cualquier justificativo es bueno con tal de no responder a ese buen día, ahora aquel que usó esa frase trillada yace en un rincón de la panadería esperando pedir unas migajas de ese producto y finalmente poder llevarse su vergüenza a otra parte. Dejo aquel lugar victorioso, le he dicho a ese individuo lo que pensaba y puedo sentirme satisfecho. Si los míos fueran los que manejaran éste pueblo otra sería la situación. Al momento de cerrar la puerta la sonrisa se me ha vuelto una mueca, el sindicado como el objeto de mi ira ha pronunciado otro improperio peor al primer buen día. Ha pedido un kilo de pan, como se ve que a este le sobra la guita. ¿Cómo hará para conseguirla sin trabajar? Que yo sepa ese no labura, seguro debe ser otro mantenido. Tengo que ir al cajero y ver si me depositaron el incentivo, algo es algo mientras sigo con esta licencia que se renueva periódicamente dado que con esta situación económica el estrés me ha mermado las fuerzas.

Escenas suprimidad, 5

Quedamos en vernos algún día pero ese mismo no figura en el calendario, sería una especie de treinta de febrero raro y esperanzador. Sería lo que no fuimos nunca, los besos que no nos dimos, las palabras que guardamos esperando que el tiempo las apacigüe, los gritos acallados en medio de la oscuridad del olvido. Basta ya de eso, basta de tener que sentirme así para saber cómo es lo contrario. Es una inmensa fortuna perdida en cosas que no tiene sentido, tal vez esto sea lo único bueno al fin de cuentas. Una madrugada eterna pudiendo deletrearle al mundo un pensamiento bien guardado, para qué dejarlo escondido si sólo significará una enorme pérdida. Para qué seguir encasillado en algo que no te gusta, déjalo todo de una buena vez y lánzate a ese océano que te aguarda mandando una nueva ola a cada segundo. Sumérgete nadando hacia el ocaso porque ahí está el sol iluminando la otra parte de tu mundo que quiere seguir brillando bajo él, bracea hasta que no puedas más para entonces continuar flotando, un poco más y estarás en la orilla iluminada. El viaje habrá valido la pena, de costa a costa, de la luz a la luz, la oscuridad es para los que tienen malos pensamientos, los buenos hay que sacarlos a la luz para ver si perduran o mutan en algo mejor. Mejor compartir una idea que dejarla muriendo en un tintero digital, mejor escribir empleando el tiempo que tenemos para ello, el capital invertido en la forma adecuada, nada de perder segundos, minutos, horas, pedazos de vida en un tonto rompecabezas. A inventar los nuestros dejando que los demás jueguen con él, a saborear esta pequeña victoria llena de luz y esperanza. El tiempo es eso, poner un poco de verde, naranja y blanco en el cielo, mezclar los colores, ensuciarnos de tinta, dejar las letras escritas y no escondidas en un rincón, arrojar el paraguas, caminar bajo la lluvia, mojarnos para resurgir, mojarnos de lágrimas y de risas. Un brindis a eso con el agua derramada, dos veces por si acaso. Dos veces.

miércoles

Ennio

Cómo decirte que sin la música esas serían otras historias más, tornadas películas mudas a color con los momentos cumbre vueltos mera intrascendencia y los personajes un relleno innecesario, bien puede uno imaginar otros momentos con tan sólo esos sonidos envolviendo las penumbras pegándole una patada a la oscuridad de este momento de despedida pero también de eterna trascendencia mientras alguno se detenga a oír esa obra sin letras que besa el alma.