Mis líneas son como un martillo sobre un muro,
a veces opto por la vieja tinta y el papel
sobre todo si tengo una copa cerca,
un fuego crepitando en la noche
y algunas ideas que surgen de pronto.
Eso es lo bello de escribir,
es darle forma a algo que está flotando
entre nosotros a la espera que
alguien lo termine captando.
Es dibujar sobre el teclado
una parte de uno mismo,
poniendo el alma en ello.
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