viernes

Ases (Lemmy)

Juego, una ronda más esperando que los ases lleguen terminando con la mala suerte de estar siguiendo siempre la misma línea por la carretera silenciosa. Monto la bestia de metal rumbo a lo desconocido, los dos faroles son los ojos del dragón que espantan a las criaturas de la noche. En un antro apartado del mundo jugamos con la parca una mano más, las cartas vienen mejores en esa ocasión evitando la guadaña. Un rayo de humo cruza el cielo del garito, uno a uno los que pierden se largan quedando una foto gastada. Pero el viejo sigue con la partida, bebiendo un líquido dorado en un vaso sucio para recargarlo una vez más desde esa botella cuya etiqueta se ha ido borroneando. Los ases vienen a romper la monotonía del silencio, la señora también ha de marcharse no sin antes mascullar una blasfemia que hace sonreír al victorioso. Luego hace sonar el bajo en una forma distinta a la de otros músicos, pisando la última colilla con la punta de la bota antes de emprender la difícil tarea de salir a escena para acallar a las bestias. En tanto la dama negra escucha los gritos de la muchedumbre, en su mano ya no brilla la guadaña sino un mazo formado sólo por ases de picas.


lunes

Renaciendo

Caés, te levantás otra vez
en una suerte de barajar
una vez más para reiniciar
el partido nuevamente.

Los pedazos de lo que queda
son la base para el futuro,
lo demás es el esfuerzo
que le pongamos a ello. 

El mundo sigue su curso
así que mejor nos apuramos,
sólo amanece nuevamente
para poder alcanzar la luz.

sábado

Sábado

El tedio de la semana se fue perdiendo en lontananza,
en una curva el tren divisó la estación sabática como
el agua dulce en medio de tanta sal y al final
nuestros sueños pequeños se juntaron
en tanto otra alma suspiraba en medio del silencio.

Hasta las goteras que se escurrían por la canaleta
encontraron sosiego cuando el viento las dejó en paz,
convertido apenas en una brisa que levanta el pasto
recién sesgado lanzándolo como un mensaje de calma.

Silencio, estrellas heladas en la noche fría pero a la
vez caliente semejante a estar encendiendo un
fuego en medio de la oscuridad, el que crepita
permitiendo que el humo dance entre la flota
que componen las briznas de la marea vegetal.

jueves

20 años


Subimos y caímos, el hielo en la cima nos encandiló dejando una marca interna,
un hilo invisible que une a un montón más de personajes pero se pierde entre
las rocas eternas convirtiéndose debajo en un hilo de agua sobre el que
las sillas vuelan devolviendo al mundo a los que se atreven en las alturas.

Los años pasan inevitablemente, el que regresa no es más que un sujeto extraviado
que llegó un buen día de septiembre con la clara de intención de no quedarse,
aunque entre los árboles pétreos dejó una inscripción que el tiempo se ocupó
de volver parte de esas rocas que se disfrazan de plantas para poder sobrevivir.

El resto se han vuelto guijarros que se precipitan hacia los lagos desde alturas
verdes y blancas en medio del bullicio que pronto el viento se ocupa de acallar,
siendo simplemente el epílogo de un viaje que culmina en una estación más
dando paso al enorme teatro en el que ha de desarrollarse la otra parte de la obra.

A los que nos despedimos en este viaje.


miércoles

Diario: 29/11/2018


29/11/2017, Mar de Ajó, 10:00 hs.

Hemos vuelto a casa, otras veinticuatro horas de viaje que se pasaron rápidas. La Costa nos ha recibido cual náufragos que regresan desesperados a sus hogares, el año se va y hay varios rostros que no veré de nuevo.
Lo demás se lo devoró el lago y aprisionaron las montañas lejanas, el mismo efecto que produce el mar sobre los teleri.
Veinte años después resumidos en siete días y cincuenta y siete vidas.
Sin precio.











martes

Diario: 27/11/2018


27/11/2017, 10:06

Todo se ve pequeño desde lo alto, el viento de la montaña parece darle impulso a los viajeros del Tirolesa I. Rocas, árboles, arroyos, todos ellos parecen maquetas desde las alturas. Lo único es la soledad presente entre atalayas y el sonido de la nave al volar por los aires.
Lo único es esa colchoneta verde a la espera de un par de brazos que nos reciben en la lejanía.

27/11/2017, 11:12

El frío del agua me trajo recuerdos, la bola se alejaba entre las olas y las piedras en el fondo hacían difícil llegar hasta ella.
La vez anterior no busqué excusas tampoco, en esta ni siquiera lo pensé demasiado.
Mientras otros buscan en las noches una buena forma de pasar el momento, el día le pertenece a aquel que forma parte de una postal al pie de las montañas.
Aunque esta mañana la meditación se vio interrumpida por una invasión de loros que andaban en bandadas turísticas.

 
  

 


Diario: 26/11/2017


26/11/2017, 9:32

En cierta forma el ir y venir del oleaje se asemeja a nuestras vidas. Olas pequeñas que el viento arroja contra las rocas, desgastándose en un intento inútil de alcanzar la gloria y sobresalir de entre los demás. Las murallas derruidas, los restos de las piedras que fueron montañas, son advertencias que desoímos precipitándonos contra un enorme muro llamado tiempo.

 
 
 
 
 
 
 

Diario: 25/11/2017


25/11/2017, 8:40

El sol tomó el cielo ayer y dejó secuelas en la piel, los juegos al aire libre también. Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que recuerdo haber corrido tras el balón o divertirme tanto.
Tal vez un día no recuerde nada de todo esto, pero al menos sé que habré estado encantado durante un cierto tiempo.
A orillas de este lago he recuperado algo pero aún no sabría cómo llamarlo. Viene en cada ola que genera el viento a bañar la costa que compartimos, viene desde lo alto de la montaña por entre paisajes desiertos a llenar mi corazón como nunca antes había ocurrido.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 



Diario: 24/11/2017


24/11/2017, 8:26

El paisaje se ve nublado, sin embargo eso no le quita la belleza que parece sobrarle. Tengo recuerdos del viaje de los diecisiete años que parecen piezas de un rompecabezas, al que cada minuto aquí le devuelve los colores y las formas ocultas.
Es como si el lago los tuviera aprisionados y esperara al sueño de la noche para devolverlos a su legítimo dueño.
Anoche encontré en el oasis un poco del líquido negro, el combustible que alimenta a la bestia y eso permitió seguir un rato más.
Luego todo fue silencio, perdido quedó el último acto de C. en medio de una construcción y un traje negro.
Cosas de los sueños hasta que el reloj sonó.