De tantas cosas que uno pierde a veces
la ausencia de ciertas personas que te han
dejado una huella imborrable, es una
sensación de vacío que no tiene igual.
Cuántos momentos hemos pasado
en la orilla del mar de nuestra vida
pensando que sería así para siempre
y entonces como un manotazo
simplemente somos náufragos de
una tormenta que no vimos venir.
Y en ese instante cuando sólo queda
la añoranza de lo que se nos fue,
al calor de la fogata que nos
da un pequeño resquicio ante el cruel
invierno, es cuándo finalmente te he
vuelto a encontrar Amiga.
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