viernes

Miseria y Esperanza

Ponle más leña,
prepara esta cena
en las cenizas de tu hogar,
tu futuro se apaga
como las brasas
en las que te calientas.
Los viejos son eso,
viejos olvidados 
con la juventud gastada.
Sigue el balón,
tu cerebro yace ocupado,
tu alma te grita 
pero la acallas
con hipocresía,
con un ¡no te metas
que no hay salida!,
das la vuelta.
Si la escena no te conmueve
es que ya dejaste de vivir,
muriendo lentamente mientras
ves a los ancianos con la indiferencia
del que olvida que será viejo.



Ten esperanza siempre,
jamás lastimes a los que amas,
dale una muestra a tu alma
de que aún estás aquí.
Siente el latir de tu corazón,
tu sangre es un océano,
ocaso y amanecer 
mezclados con vino. 
Ríe y goza,
perdona pero no olvides
en donde está la trampa.
Y cuando venga el alba
siente el llamado de la batalla,
mientras corres a su encuentro.
Sólo así sé que estoy vivo, 
dejando mi marca en esta tierra
de conflictos y maravillas.

Lobo

Sobre ese médano, en las noches
de verano, se sentaba y veía las
horas pasar acompañadas
de las luces que se movían más abajo.
El viento agitaba la vegetación
hacia el sur, soplando cálido desde
el norte y acariciándole suavemente
la cara cubierta de marcas.
La luna estaba ausente algunas noches
y él se sentía solo en medio de
ese desierto que precedía al mar.
Cuando por fin dejaba las nubes
que la mantenían cautiva
su brillo se reflejaba en
los ojos del lobo.
Un aullido sacudía la tierra,
anunciándole a todo ser viviente
o bestia que estuviera suelta
quien era el señor del páramo.



Cuando el mundo duerme
y la noche resplandece
el lobo se suelta a perseguir
a la presa y así pasan las horas,
hasta que las campanas 
dan las seis en éste 
desolado poblado.
Entonces la bestia regresa 
a su forma civilizada,
ignorando los hijos del sol
la matanza de los demonios
que moran en los corazones
de los hombres.

Frenesí

Las yemas de los dedos recorren esas curvas
bebiendo el rocío que se deposita justo antes de tu cintura,
explorando los lugares más recónditos de tu cuerpo.
La lluvia del éxtasis nos ha cubierto,
la tormenta se abalanza sobre nosotros
sumergiéndonos en un mar de cuerpos.
Gemidos y estertores reemplazan a las palabras,
para que al final el viento de la madrugada
traiga respiro a la fiebre que nos envolvió.



Ofreció limosnas
pero yo solo quería manzanas,
me conformaba con probarla una vez.
La riqueza que pretendió darme
no me interesaba, sólo la carne
y un buen Malbec.
Así que ella ha dejado su estatus
entre las flores de los mosaicos,
mudos testigos del frenesí
en el que nos vimos envueltos,
para que cuando el agua se vaya
hacia el océano deje la cuenta paga
de aquel último café, para decirle
que no estoy en venta y que únicamente
me interesaba probar la manzana 
una vez más.

Mejor así

Mejor así,
que se sientan vencedores
eso le dará más impulso a
nuestra causa.
Debo huir,
dejando atrás el campo
de espinas y tormentos.
Huir para acometer de nuevo
uniéndome a la lucha,
la que nunca abandoné.
Volver a ser parte
aunque sea un desconocido
mejor que me recuerden
como lo que he sido,
aún si caigo en batalla
la memoria perdurará.

Cuando ya no quede nada

Cuando ya no quede nada de nosotros
excepto el cariño que alguna vez nos propinamos
y sea el tiempo irremediable de la ausencia,
has de saber que tú lo has sido todo
mi amiga, mi amante, la novia,
el amor de mi vida, la que le ha dado
sentido a todo esto.
Así que si encuentras éste mensaje
espero que sea solo para abrir
finalmente la botella, echándole
su contenido al mar que ha de atesorarlo.

Hermana Inmortal

Un dejo de tristeza,
es lo único que siento ahora
y lo que queda de lo
que tuvimos alguna vez.
Una fracción de segundo,
el roció evaporándose 
con el sol pleno 
y aun así daría lo que fuera
por volver a sentir algo de aquello.
Atrás quedan los mates,
las escaleras en las que fumábamos
y las tardes del otoño.
Atrás, adelante la incertidumbre
incluso pese a recostarnos
sobre una montaña de oro.
Adelante, ayer se ha quedado
en el recuerdo y esos dos ojos azules
queman como dos soles de verano.
Ayer, ahora, y mañana,
siempre habrá algo que traiga
tu nombre de vuelta
pero solo a mí,
el único de los dos que amaba
sin importar nada.

Incluso

Aun cuando no pueda recordar nada,
cuando tu rostro sea el de una extraña
habiendo olvidado los momentos que
vivimos juntos, nuestro amor es imperecedero
y al final lo único que unirá nuestras 
almas cuando trasciendan.
Así que deja que lo demás se vaya,
sumerjámonos en el océano de la existencia
en donde hay de todo incluso olvido.

Espejismo

En esa parte del pasado
a la que le dicen olvido,
yacen escenas congeladas
de otras épocas y tras
éste vidrio que se ha empañado
con los años, contemplo un rostro
marcado por la lucha interna,
al que ya no conozco.

Pax

Hay un momento en el que el espíritu
necesita de la soledad, junto al fuego
que hoy despide una estela gris
hacia las estrellas en esta noche helada.
Una copa de vino, la paz del hogar
y tus brazos tibios en el lecho, son la
recompensa de un mes agitado.
Me siento cansado pero a la vez aliviado
de tanta carga y viajes, he vuelto al
lugar en donde me he sentido a gusto,
esos claustros encierran ecos de historias
pasadas y dejan un lugar para el futuro.

Blanco y Negro

Justo al otro lado de las vías, frente a los galpones para guardar el cereal se juntaban los muchachos  de “Blanco y Negro”, uno de los dos equipos de aquel Pueblo en medio de La Pampa. Ellos eran los que hombreaban las bolsas, manejaban las máquinas que se usaban en la construcción de la ruta nueva, trabajaban de albañiles y de repartidores de correspondencia.

Ellos era los que venían de abajo, del barro de la pobreza, de los ranchos con los que había nacido aquel, su lugar en el mundo.

El otro equipo tenía su estadio cruzando la vía, recientemente remodelado para el regional que estaba por disputarse, los de “San Nicolás” vestían de verde. El color de la prosperidad, de las grandes porciones de tierra, dueños y señores de cuanto ocurría allí. Sus hijos no tenían las manos callosas, al menos no del trabajo, algunos se habían vuelto padres pero ese era un secreto que se tapaba con “excremento” (cualquier cosa se puede comprar, sobre todo si hay demasiada pobreza).

Aquel era un partido decisivo, el campeón de la liga que incluía equipos de la zona clasificaría para  el regional de fútbol que otorgaba un cupo a la segunda división. 

Los del “Verde” llegaban con dos puntos de ventaja, eran locales y favoritos. El partido empezó parejo pero de a poco “Blanco y Negro” se encontró en desventaja. Un centro atrás, bien a la inglesa, el nueve contrario le gana en el salto al dos del visitante obligando al arquero a volar. La pelota queda boyando en el área, “el Turco” en su desesperación por despejar la clava contra su propio arco.

1-0.

El árbitro era un tipo regordete que la noche anterior había sido agasajado por algunos “ciudadanos ilustres”, sobre todo a la hora de sacarle brillo a sus artimañas. Apenas podía llegar a tiempo para ver el final de la jugada, no observó cómo los locales cometían falta tras falta; los jueces de línea estaban como la franja blanca de cal: pintados y firmes como jugador de metegol.

En eso “el Turco” se lanzó al ataque, “Blanco y Negro” había recuperado la pelota promediando la media hora de juego, los defensas rivales dejaron un claro en el lado izquierdo. El “Turco” tiró un pique, pasando como una locomotora por el medio del campo y recibiendo un pase del habilidoso del equipo, apodado “el Chueco”. 

La bolea hizo que la pelota se curvara en el aire, tomando al arquero volviendo.

1-1.

Los de verde intentaron retomar las riendas, el árbitro no les era de mucha ayuda, parecía que necesitaba un tubo de oxígeno. 

En eso intentaron con la media distancia, el golero que hasta ese momento no había tenido más problemas retrocedió apurado y alcanzo a desviarla. Nuevamente el rebote fue capturado por los contrarios, en eso emergió la figura de “Madur”, sacando al equipo del fondo y guiándolos, al igual que al ganado que cuidaba para ayudar a su padre.

El Tano “Saba” recibió un pase de uno de sus compañeros y sacó un remate en la entrada del área, el portero voló pero la pelota se metió en la ratonera. 

1-2.

El resto del partido fue un monologo del “Verde”, puro centro y empuje chocaron contra el muro que plantearon las dos líneas defensivas de “Blanco y Negro”. Tan metidos estaban en despejar los ataques rivales, que el silbatazo final sonó ominoso. 

El árbitro se desparramó exhausto, mientras los visitantes daban la vuelta en las narices de los de verde. Así quedó la cosa, “Blanco y Negro” era el campeón. El regional los aguardaba.

Con el tiempo el “Verde” se fundió, sus estadio fue comprado por el rival de siempre y rebautizado con el nombre de su más grande ídolo: el “Turco” Musa. El campo de entrenamiento de “Blanco y Negro” se encuentra actualmente sobre las vías, justo frente a los viejos galpones.

Educar

¿Qué es educar?, si fuera sólo transmitir algo para que una idea germine sin esperar ninguna reacción violaríamos todas las leyes de la física. Es precisamente porque el sistema educativo se funda a partir de la idea de educar para el trabajo, concederle únicamente dos alternativas a la persona en formación: trabajar o terminar en la cárcel.

Las dos son formas de control, pero basadas en distinto tipos de cadenas: la de la educación son mentales y las de la prisión físicas.

Un modelo educativo clásico basado en la fábrica, presenta procesos, normas de calidad, control constante del producto y un rechazo acérrimo por todo aquello que no sea homogéneo. Ahí es donde la cultura choca con el modelo, todas aquellas vivencias, historias, tradiciones y valores que una persona trae de su entorno (familiar, barrial, amistades, etc.) parecen colisionar con la idea de educar a la masa bárbara y evitar que las voces se alcen.

Pero eso sería como tratar de destruir la esencia misma de la naturaleza humana, la libertad en todas sus facetas tiende como el agua a buscar una salida cuanto más traten de apresarla. Así, el ser humano es tal por el hecho de poder elegir que hacer y hacia dónde ir.

Es entonces que el viejo modelo homogeneizador, propio de una sociedad de clases que trata de mantener la verticalidad, colapsa ante la herencia cultural de las personas. Los individuos no son todos iguales, no piensan de la misma manera ni se comportan unos como un calco de otros.

Claro que pese a los avances que se han dado, seguimos teniendo viejos resabios de épocas pasadas: planillas de asistencias, avances académicos, exámenes, planificaciones y resoluciones que ven las cosas en forma global, pero que muchas veces ceden ante lo imprevisto.

Muchas veces diciembre nos encuentra planeando las cosas para el siguiente año, en medio de la vorágine de las fiestas y el final de un ciclo con todo el cansancio del mundo. Expectativas de logro, objetivos, fundamentaciones, bibliografía, formas de evaluación, todas buenas intenciones de algo que es totalmente incierto.

No hay planificación que resista ante un paro docente, una escuela que no está en condiciones, una alerta meteorológica en una zona de cincuenta kilómetros de largo por tal vez dos de ancho o cualquier otra situación que pueda formar parte de un currículo oculto.

Pese a los obstáculos, a las mil formas de complicarle la vida a un docente y a la existencia de determinados seres que conciben a la educación desde el lado de las posibles ventajas, educar es un acto de aprendizaje eterno.

No hay forma de que al enseñar uno no aprenda, sería como negar la existencia del otro lado de la moneda. No se trata de dos caras, de dos polos opuestos sino de exactamente lo mismo. La cultura, como todo aquel conjunto de cosas que heredamos a lo largo de nuestras vidas se nutre de experiencias y la educación no está exenta de esto.

Es cultura un juego de canicas, de cartas intercambiables, de emuladores de consolas por medio de esa plataforma múltiple que es una computadora personal, una frase en internet, la búsqueda de material, una foto, el envío de un archivo, una postal, una puesta de sol y un mate. Todo encierra cultura, mal entonces podemos tratar de limitar a la cultura entre cuatro paredes y tan solo con un cronograma de cursada.

Enseñar, aprender, equivocarse y seguir aprendiendo constituyen cultura, desde Seiya de Pegaso hasta el Libertango de Astor, todo está atravesado por la cultura y la educación no escapa a ello.

Entonces, ¿qué es educar?, dejando de lado la estructura del sistema escolar (con atenuantes en esta época, pero orden al final de cuentas) diría que es un proceso abierto a diferentes miradas y opiniones, en el que han de coexistir las reglas fijadas por los que planifican con todo lo imprevisto, desde un embarazo temprano hasta un día lluvioso. 

Por ello la cultura no conoce de reglas, sería imposible encasillarla y definirla desde una serie de parámetros dado que escapa a todas las escalas de medición. Es un sismo más allá de Richter, una mezcla de ideas, experiencias, colores y sueños. 

Educar es cultura, aprender es cultura y como todo lo que encierra cultura es humano. Así que piénsenlo dos veces antes de recluir a una persona en un casillero que contenga sólo un código binario. 

Existen otras formas de evaluar, eso hace a la cultura aunque parezca que un sistema como el escolar necesariamente deba morir en la nota final. La nota es únicamente un medio, la cultura algo imponderable.

Soy el resultado de un sistema estructurado llamado educativo, de uniformes y pedazos de conocimiento resumidos en guías de estudio, de técnicas de estudio que no me sirven para vivir ya que no hay nada cierto excepto que lo que dejemos ha de sobrevivirnos.

Educar es un acto de fe, en medio de un planeta que pareciera caerse en pedazos es plantar un fresno en donde los diferentes mundos puedan florecer.

Es dejar algo que trascienda, más allá de nuestras existencias y deseos. Es amar lo que uno hace, dejando una parte en cada instante que le dedica a aprender y enseñar. 

Es lo que me hace humano.

Escenas P2 (06-12)

XIV)
Un viaje hacia lo profundo
algo oscuro y amenazador se mueve allí,
el mar eleva sus enormes brazos
sobre la cáscara de nuez que es
llevada adonde él quiera.
He visto el suelo agrietarse
sin que crezca nada allí,
presagio de que muchas cosas
no llegan a buen puerto.
Y ahora atravieso el salón
cada puerta es una invitación a
la tentación que se insinúa entre
risas y jadeos, mientras al final
del corredor me aguarda
aquello que se ha mantenido
oculto hasta ahora.

XV)
Se apretujó la capa,
envuelta en la noche
llegó y prendió fuego
las cortinas rojas
del salón real.
Las llamas coronaron
la caída de la emperatriz,
mientras en su locura
danzaba rodeada de fuego
y sus marionetas caían al fin
para volverse humo y cenizas
junto a ella.

XVI)
Con esa frase me diste la espalda
pensando que sin vos yo no podría seguir,
abandonándome lejos de casa
para que al final ella venga por mí
y lo que dijiste se vuelva realidad.
Así el tiempo ha pasado
dando una vuelta completa,
tú sigues empeñada en esconderte
como si el pasado pudiera enterrarse
profundamente, temerosa de que salga
a la luz y te persiga en sueños.
La atmosfera se ve viciada
tanto humo para esconder esos pecados,
mientras el trono permanezca dorado
nada de qué preocuparse hermana mía.
No te has calzado el traje de Índigo
pero aun así me has convertido en tu Némesis,
aunque la plata es algo a lo que yo
no le doy importancia, pero para ti
es como el aire, no puedes estar sin eso
y al final la carne es mortal,
la tuya, la mía, tan perecedera
que lo único importante es cuidar el alma
que nos dieron al venir aquí.
El mar golpea a tu puerta
y ése mismo mar te traerá hacia mí,
así será tarde o temprano
para que entonces la balanza esté equilibrada.
Deja que los recuerdos se agolpen en la entrada
de tu casa mientras despachas a otro amante
y el agua borra las huellas del ayer,
pero todo queda inalterable en la memoria
mientras tratas en vano de matarla
con olvido y decadencia.

Nota: Índigo es la princesa de la serie del mismo nombre creada por Louise Cooper y Némesis su equivalente malvado. La princesa Anghara viste de azul (el color del luto) y toma el nombre del mismo (Índigo) para salir a cazar a los demonios que ella liberó, entre los que se encuentra Némesis (su parte malvada que la lleva a abrir la Torre de los Pesares, pese a la prohibición de la leyenda).

XVII)
- Saludos Hermana murmuró el recién llegado.
La emperatriz no daba crédito a lo que veía, mientras el espejo se le escapó de las manos y se hizo añicos contra el piso de mármol de Carrara, cortado a base de llamaradas.
- Vos dijo ella, perteneces a otra historia y no sos bienvenido aquí.
- A éste paso seré lo único que quede cuando todos los demás vean lo que realmente eres.
- No te necesito, tengo mis riquezas y mi entrada al cielo asegurada, personas que harán lo que yo les diga cuando haga resonar mis dedos.
- Tus marionetas sólo bailan con el tintineo del metal, pierdes eso y ellas caerán como tu palacio esta noche.
Y al decir esto un trueno quebró la calma, mientras la construcción al otro lado del río se venía abajo y la emperatriz maldecía.
- Ahora donde hubo opulencia, materialismo y soberbia únicamente queda vació y sombras. Es hora de que me cobré las ofensas del pasado.

Se acercó a ella que lo contemplaba con los ojos sin esperanza y llenos de terror. Bebió hasta el hartazgo, saciándose con cada gota que extraía y al final la mano huesuda cayó inerte, quedando aquel lugar en silencio.
La emperatriz se despertó asustada, bañada en sudor y le tomó un rato darse cuenta que era un sueño, aunque la luna que se filtraba entre las nubes negras de la noche emitía un único y amenazador rayo plateado.

Nota: la frase con la que comienzo éste pequeño relato le pertenece a uno de los personajes de Louise Cooper, Némesis, y aparece en la saga Índigo. En la mitología griega Némesis personifica a la venganza y el color plata sirve para representarla.

XVIII)
Otra vez
la vieja canción sonando,
como un recuerdo que vuelve
en medio de la niebla que el tiempo
le ha puesto a la memoria.
Pequeñas esperanzas
juntadas y unidas
para que todo sea una sola voz
sonando en el cielo del mañana.
Cuantas cosas han quedado atrás,
tus pasos ya fueron borrados
por el omnipresente océano
como las de tantos otros.
Y sin embargo tú presencia
sigue aquí, recordando un fugaz momento
en el que fui feliz a tu lado.

XIX)
Todo se cae
tus ansias de poder te cegaron,
levantaste estos muros
ahora yacen vacíos como
el salón que ocupas.
Esconderte de los enemigos que creaste
o ¿te escondes de los miedos
del remordimiento?.
Tus pisadas en la nieve están cargadas
arrastras la ambición contigo,
tienes las manos rojas
y el agua no las lava.
Gritas para que vengan a servirte
el anillo no te sirve,
está inanimado como tu existencia
esperando en el lecho temeroso
de que Él te cobre todo
el mal que viertes en cada copa que tomas.

XX)
No vengas a confesarte
toma la lección de la doncella de hierro
y encuentra al sacerdote blandiendo
una espada entre los demonios.
De las cuatro esquinas
nos hemos soltado
cruzando la llanura,
en un atardecer en el que el sol
será más rojo que la sangre
que bombea tu acelerado corazón.
Hasta los reyes dejan sus tronos
marchando hacia la batalla
mientras tú te recoges la falda
para encontrar un salvador
en esta historia repetida.

XXI)
Paciencia,
no tenía otra forma
de llamar a ése momento
viendo las estrellas
congeladas en la noche.
Esperaría
quién sabe cuánto tiempo,
la lluvia era un reloj
resonando suave en el vacío
y entonces cuando el alba llegara
saldaría la cuenta, dejando cerrada
la herida que ella le abrió.

XXII)
Todas las escenas se mezclaron,
el lecho cotidiano y la torre vacía
pasaron ante nuestros ojos.
Te tuve más veces de las que hubiera deseado
si esto no fuera sino una ironía del destino,
algo no estaba bien o es que siempre fuiste así.
Tenerte no era difícil
lo complicado era que tú no repitieras éste acto
sin ningún tipo de conciencia en otro lugar.
Cuantas veces la lluvia borró las huellas
y entonaste la misma canción
saliendo aireada de la situación,
para volver a repetirla cuando así lo desearas,
sin importar mancillar aquello que llamabas amor.

XXIII)
Voces en la noche atormentan tu sueño,
despiertas bañado de sangre,
la de aquellos a los que traicionaste.
De día luces en calma,
pero al caer el sol la oscuridad
sobre ti no es natural.
Tantas ansías de poder tienes,
te eriges sobre los demás
como una divinidad impiadosa
jalando de las cuerdas,
todos deben bailar con tus chasquidos.
Esas marionetas son de carne y hueso,
no lo notas en medio de la bruma
que cubre el lecho en el que te revuelcas,
para despertar con sus manchas
sobre tu consumido cuerpo.

XXIV)
Éste es el camino que he escogido
el cual me aleja inevitablemente de ti,
lejos está la época en la que
uno velaba por el otro,
¿en dónde quedó la mujer a la que conocí?.
¿Cuándo se volvió un ser carente
de sentimientos?, fría como ésos dos
faroles azules que coronan tu blanco rostro.
El tiempo nos ha separado
y la estela que deja la nave es borrada
por el mar, como si el también quisiera
dejar toda ésa parte de nuestras vidas
hundida en las profundices de un abismo
oscuro y frío llamado olvido.

XXV)
¿Adónde te has ido?
hace una década
añoraba tu regreso
y ahora sólo deseo
que me devuelvas
a la mujer que no eras.
Me he sentado a ver
el atardecer en esta roca
y el viento me ha traído
el olor de tus cigarrillos.
La estación sigue vacía,
aquella vez viniste por mí
pero ahora regresas
en los recuerdos que traigo
copa tras copa,
naufragando los sentimientos
en esta existencia
sin la luz de ésos faros
azules y fríos.

XXVI)
¿Qué ven esos ojos fríos?
esa cortina que los nubla
viene de tu propio ser,
esta mañana no es como otras
¿acaso creíste que volvería implorando?.
Ya se fue,
sólo que tú te escondiste detrás de
lo que desconociste durante tanto tiempo
y ahora hablas de traición.
Recuerda las mañanas que compartiste,
cada sorbo en medio de esa alfombra
verde y roja mientras reían,
como las horas se iban despacio,
el tiempo nos pertenecía
unidos como si fuéramos la misma sangre
y ahora esto se ve vacío.
Hace un año atrás
ya estaba así, sólo que tú no lo veías,
ahora piensas que quedó atrás pero
ya se fue hace tanto que no puedo
recordar que era lo que nos unía.

XXVII)
Un océano rugiendo,
estallando contra la roca
para verla deshacerse.
Un embate detrás de otro,
las manos desnudas golpean
contra el granito y lo deshacen.
Te escondes detrás de las sombras,
pretendes un camino fácil
y no ves el abismo sobre el que caminas.
El agua se ha vuelto roja
nuestra sangre clama venganza,
la tuya se hizo agua
y entras en pánico mientras se cae
tu castillo de arena.
Tu voluntad es débil,
trepar es sencillo pero estás
demasiado alto y no sabes cómo bajar.
Ven te lo mostrare,
derribare tu gigantesco cuerpo
y sobre el lugar de la caída
forjaremos la bóveda celeste,
nuestra seña, siete estrellas conformando
una corona, para que tus vástagos teman
la venganza de nuestra sangre.
Sangre, si eso es lo que te cubre ahora,
la que pensaste que podías usar contra nosotros
y que era un arma en manos inexpertas.

Escenas Parte 1 (06-12)

I)
Nunca llegó temprano a ningún lugar, los demás tenían que
depender de sus caprichos y del tiempo que se tomaba
para poder prepararse.

Más de una vez sus comentarios desataron una tempestad
en el lugar en el que se encontraba, alejándose y dejando que
los demás se enzarzaran en discusiones que terminaban
cuando se daban cuenta que él se había ido.

Muchas veces organizo la vida de otros, comprometiéndolos
y concertando entrevistas en las que el participaba indirectamente,
fugándose maletín en mano mientras aquellos resolvían sus
problemas.

Al único lugar que faltó con aviso fue a su funeral, porque
aquellos a los que había cruzado en su camino continuaron
confrontados por décadas mientras el simplemente se alejaba
pedaleando por la costa.

II)
El barco comenzó a hacer agua
el oro no compraba un lugar
en los botes salvavidas,
la emperatriz puso el grito en el
cielo y le ordenó a sus marionetas
que perecieran por ella.
Pero se dio vuelta y ya no quedaba nada
el frío le calaba su huesuda humanidad,
después de todo hasta ella tuvo
un padre y una madre.
La dama oscura la observó desde más
allá de la bruma del tiempo,
dejando que por una vez alguien saliera
de su reino eterno y entonces se produjo
el encuentro tras tanta espera.
Él le extendió la mano,
ella sintió la tibieza
la misma que había cuando el lazo
no se había roto.
Leía debajo de un pino
preocupado por la lección
y entonces ella le trajo un sándwich
sacándolo de ese mundo de normas
y temores pre-examen.
Ahora en éste lugar todo yace perdonado
y limpiada el alma de tantas impurezas
para que lo material se vaya lejos.

III)
Lejos,
esparcidos como arena
en el viento yacemos.
Ciego,
no quieres verla
pero está ahí,
el mismo lugar
de dónde venimos
indicando el camino
de vuelta.
Su luz
se hace más fuerte
con cada año que pasa,
portada en nuestra sangre
un estandarte de batalla
aunque se te haya echado
a perder bañándote
en el materialismo,
usando a los de tu carne
para cubrir lo oscura que
está tu alma mientras cataratas
llenan los ojos de una Madre.

IV)
Y las páginas se acumulan
las quejas de los alumnos también,
sobre todo las de uno que parece
en cada clase golpear con el martillo
el yunque del herrero.
Hemos de forjarlos,
un poco de cada cosa
para que sean espadas afiladas,
mentes pensantes y no autómatas,
cuidando que dejen de ser un número
en una lista para pasar a convertirse en universos.
Incluso muchos arrastran vástagos tras de sí,
mientras los meses vuelan y la hora
de cerrar las notas se acerca
anunciando su partida,
vaya uno a saber a qué costas
irán a parar en cada uno de esos viajes
que emprenden.
“Los recuerdos se pierden como
el llanto en la lluvia”, las gotas se deslizan
del rostro arrugado, lleno de cicatrices
de tiempo y batallas, mientras
la mano callosa se empeña en
despejar la imagen gris de éste invierno
que se ha venido a instalar en su vida
y en la habitación que el fuego
de la chimenea calienta.

Nota: “Todos esos recuerdos se perderán como el llanto en la lluvia” es una frase de la película Blade Runner (le pertenece a Rutger Hauer).

V)
Era solo un cachorro
lleno de miedos, cuando
la niebla la cubrió al llegar.
Las imágenes de esa época
se desvanecieron de a poco
cuando el amanecer vino.
Vio la escena desde lo alto,
resguardado por las sombras
de la montaña en donde moraba.
No pudo evitar que su tristeza
le hiciera lanzar un grito
que retumbó en toda la tierra.
Ya no quedaba nada allá abajo,
esa niña se había ido
como llegó con la sarrasón.
Lo que quedaba era su forma real
consumiéndolo todo a su alrededor,
obligándolo a alejarse para sobrevivir.
Sabiendo que atrás dejaba
un pedazo de su ser
atado a tantos recuerdos,
que ahora importaban tan poco
a luz de esta realidad.

VI)
Estaba perdido entre los pasillos
de su laberinto cuando comenzó
a caer la lluvia.
Me quede en un rincón
acurrucado y tiritando,
nada de eso pareció importarle.
Vi a otros seres correr de
aquí para allá clamándole a
Dios su ayuda.
Entonces cuando la tormenta
cesó y el cielo se despejó
recordé que en lo alto
brillaba la estrella de mis ancestros
marcando el noreste.
Aún estaba ahí,
fría y solitaria,
en medio de ese mar oscuro.
Me moví entre los pasadizos
de éste laberinto siempre
siguiéndola y al final
alcancé la salida.
Sentí una voz gritar
desde el centro y
las llamas tragarse aquel lugar,
le di la espalda y comencé
a caminar hacia el amanecer.

VII)
Somos los que venimos al amanecer
cuando tu recién te estás despertando
y con la espada pronta dejamos
un reguero de destrucción a nuestras espaldas.
Somos los de la sangre roja, como el Malbec
que nos bebimos la noche anterior
mientras nos preparábamos para éste día
no fuera cosa que la sangre se nos aguara.
No hemos venido por tu patético reino
sólo queremos quebrar esa corona
y que la emperatriz no reine más,
al atardecer habremos tenido éxito
y sus marionetas danzaran con las llamas
levantándose sobre las cenizas
el bastión de la saeta de Creta.

Y si ese intento de lobo que tienes contigo 
no se quita de nuestro camino
nos lo comeremos en la cena,
calentada en las llamas que iluminan tu
caída, reina decadente.

VIII)
Las calles yacen silenciosas
mientras camina por ellas,
el fusil al hombro
sólo para evitar a los lobos.
Una mano invisible se cierne
sobre la ciudad, tantas desapariciones
parecen parte de un plan macabro.
Una inscripción en la vieja pared
de la esquina del barrio,
llamando a votar en una época
olvidada, mientras el enemigo
viene silencioso en la noche.
Disparos lejanos,
el hombre es lobo para con el hombre,
los hermanos se matan entre sí
todo sea para sobrevivir a la nevada
que te aniquila cuando te toca.
Y al llegar a ese monumento abandonado
otras armas brillan en él,
trayendo ecos de épocas más gloriosas.
Se han reunido en el medio
de esa bestia monumental,
mientras las manos guían a sus sirvientes
hacia nosotros para que los enfrentemos
una vez más, recreando la escena.

El único héroe válido es el héroe "en grupo", nunca el héroe individual, el héroe solo.
Oesterheld – Solano López: EL ETERNAUTA.

IX)
La vieja reja lo recibió como tantas otras veces
lo había visto irse, incluso en lo que pareció
que era para siempre.
En esa ocasión su corazón se llenó de vacío
por el amor que dejó atrás de esas barras,
que ahora denotaban el paso del tiempo.
Abrió la oxidada muralla
cruzando el jardín en donde una mano experta
mantenía a las hormigas lejos de las rosas.
Golpeó a la puerta de madera,
el tiempo pareció retroceder y congelarse
la mujer que abrió le recordó su pasado.
Supo quién era en ese instante,
una imagen en el espejo de la existencia
una réplica de carne y hueso de su madre,
esos ojos azules quemándolo de nuevo.
Lo condujo hacia la habitación de la torre
a través de los peldaños, testigos de tantas noches,
que denotaban al igual que sus canas
el correr de los años.
Ella aguardaba postrada en la cama,
el abrió de par en par las cortinas
dejando caer el polvo del olvido
y la confrontó finalmente,
pese a su resistencia a verlo.
Se quedaría allí hasta que ella decidiera hablarle
y así las cosas volverían a ser lo que fueron,
cuando compartían sus vidas
sin un abismo de materialismo en el medio.

X)
Oleada tras oleada
y tú sigues sin ensuciarte las manos,
el traje que usas
se ha vuelto rojo,
manchado con la sangre
de los que masacraste.
Un golpe de viento
le helaría la sangre
a cualquiera, menos a ti.
Aún retumba el sonido
del rifle martillando,
iluminada la escena
por un fuego de perdición
y purga mientras una carcajada
inunda la garganta del desdichado
que lucha por escapar de toda esa locura.

XI)
Sola sobre el manto negro
no más que una mancha gris
recubierta por una niebla densa,
fue convirtiéndose en una
resplandeciente estrella blanca.
Su paso quedo perpetuado
a través de cientos de luceros
que aparecieron en el firmamento,
conformando la constelación
del lobo, recordándole al mundo
el lado que perdió poniendo su
existencia sólo en lo que conseguían,
traicionando y justificándose
mientras soltaban palabras vacías
que escondían lo que hicieron
detrás de una cortina de humo.

XII)
La emperatriz contempló el paisaje desierto
y lanzó una bocanada al aire,
todo estaba dispuesto para la coronación
al fin estaría en donde debía
desde hace tanto, cuando el mundo se creó.
Hasta el sol tendría que rendirle tributos,
que no fuera a pasar una nube extraviada
que arruinara su preciado momento.
Satisfecha descendió de la torre
dejando un rastro de humo
que ocultó sus pasos vacíos.

XIII)
Hay cosas que he dejado atrás
bañadas y quitadas por la lluvia del ayer,
una cálida noche de verano llena de excusas
y amargura, viendo lo negra que se ha puesto
tu existencia después de tanto tiempo.
El amanecer llega
y algunos recuerdos se meten en los sueños,
pero siempre falta una última imagen
en la pared que encuentro.
Al final de ella hay una cara conocida
alguien no cerró esa puerta
o ¿sólo fuiste vos la que levantó
todos estos muros? quedándose cómodamente
aislada de los que alguna vez te amaron.