domingo

Prometeo

Fuego, el himno inmortal que calienta las almas,
brasas y rescoldos son faroles en tributo a Prometeo. 
llamas que purifican el metal, 
el escenario está listo cuando la leña crepita,
el humo asciende al cielo perdiéndose 
entre las nubes grises, 
el viento lleva el olor a leños ardiendo 
como si fuera un llamado para los comensales.

La canción es la misma


Uno va dejando fragmentos por ahí, en una esquina cualquiera se quedan las palabras, los gestos que atesoro en un lugar más adelante. Se alimenta de pequeños momentos, si armara un rompecabezas seguro esos serían el centro de todo este corazón creado con pedazos de vida. Una sonrisa, el rostro de un mal día, esa camiseta fuera de lugar luego de un clásico y la última clase en la que nos veremos. De pronto un día los años vendrán como una horda a golpear la puerta, entonces sabré que a mis espaldas dejo el puzzle listo. La partida ha concluido pero otros pueden seguir con ella, cuestión de mandar cada pieza a su lugar y reiniciar. Me llevo ese pequeño pedazo de existir, que la calle se quede con las huellas de los pasos compartidos. El aula está vacía, las voces anteriores son un eco perpetuo, un himno entonado por músicos distintos pero la canción es la misma.