sábado

Educación

Existen derechos y mecanismos que garantizan su ejercicio o al menos deberían hacerlo. La educación y el trabajo no son sólo derechos sino formas de poder ejercer los demás derechos.
Cuanta menos educación tenga una persona más sencillo será negarle los derechos que como tal tiene, simplemente es una eliminación sistemática: al negarse la educación o permitirla en formas inadecuadas la cultura del trabajo desaparece.
Con esto no existe la dignidad como tal, la persona se acostumbra a que le pongan todo servido en bandeja y no a tener que ganárselo día a día. De ahí que no peleará por conservarlo si no supo cómo ganarlo.
Un Estado asistencialista les quita a “unos pocos” para darles a una inmensa mayoría a la que se le ha negado la cultura del trabajo, el sistema verticaliza y mantiene el poder de decidir el futuro en manos de “unos menos”.
Se adoctrina mediante las dádivas, como si no fuera personas sino meros integrantes de una piara a la que hay que mantener conforme. La educación es la herramienta que posibilita la toma de conciencia acerca de lo qué somos como seres humanos y hasta dónde podemos permitir que se restrinjan nuestros derechos.
Sin ella no hay conciencia de trabajo pero mucho menos memoria colectiva y un pueblo “sin memoria” está condenado a repetir los errores del pasado. Carece de la experiencia que da la dignidad del trabajo.

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