Metáforas, mensajes que se esconden en una aparente “pantalla” de entretenimiento. El poderoso justifica sus procederes, los enemigos son de otro planeta o son de éste, pero se los llama resistencia, insurgentes, fundamentalistas, aquellos que se oponen por las armas a las imposiciones de los de afuera.
Todo sigue girando en torno a ese mar interior, mientras tengan lo necesario para mantener su estatus no les importa que los demás se ahoguen o sean masacrados. Saquearon el continente negro, vaciaron los cerros en la conquista y ahora hablan de derechos, pero para poder gozar de estos es necesario sortear los obstáculos: el mar, un puñado de neonazis y políticas que excluyen a quienes les ha sido quitado todo, para que unos pocos puedan comer caviar.
Por la razón del dinero o por la fuerza de las armas, las que tienen y las que dicen que tenemos, cambiando el circo por el campo de fútbol pero siempre con la misma farsa: un montaje de unos pocos para embaucar a millones.
A eso le llaman ser civilizados.
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