martes

Todo y nada

¿Vale la pena todo esto? 
La respuesta sería no y sin embargo lo seguimos haciendo. 
¿Entonces?
Es como no querer hacer nada e intentar concretar todo al mismo tiempo.
¿Todo y nada?
Dos conceptos que parecen contraponerse pero en realidad son lo mismo
¿No entiendo?
Por supuesto que no, volvemos a la respuesta inicial. Ese no debería estar prohibido en ciertas ocasiones y simplemente decir lo contrario.
¿Sí?
En tono interrogativo, esperaba una afirmación.
Sí.
¡Más fuerte! Que los demás te oigan.
Pero a ellos no les importa lo que hago. Viven a su modo y yo al mismo.
Es el mismo modo en todo caso, lo único que parecemos diferentes pero en la génesis somos exactamente iguales.
Sigo sin entender.
No importa, por lo menos es un atisbo de comprensión. Más de lo que logramos viendo a veintidós tipos corriendo tras el balón. 


lunes

Meteorológa

Una vuelta más y estaría en el lugar, esos dos árboles se veían lejanos cuando dobló la primera esquina. Ya la tormenta comenzaba a sentirse al menos para ella, los humanos se encontraban inmersos a sus habituales quehaceres y no le daban ninguna importancia al heraldo que se desataba sonando su eterno silbido.

Dobló la última de las esquinas pasando rauda al lado de los restos del asado del domingo y buscó refugio bajo el alero, golpeando su cuerpo contra la puerta desgastada por el sol.
El viejo Pierre debió escuchar ese sonido dado que unos instantes más tarde se encontró con él e introduciéndose a la casa se dirigió hacia el garaje, buscando refugio debajo del vehículo.

En la televisión recién empezaban a anunciar la tormenta que venía.

domingo

Función

Cinco minutos antes mientras Laura elegía con qué acompañar aquella velada, una madre retaba a su hijo quien no cesaba en su asedio a la góndola de golosinas.
El viento costero apuraba el paso de los habitantes de aquella ciudad, mejor buscar refugio de la borrasca que llegaba desde el este.
Pero eso a ella no parecía importarle, pasó al lado de la mujer quien se empeñaba aún en mantener a raya a su pequeño vástago. 
Se sentó fuera del viejo cine, la ventisca agitó sus cabellos y antes de que pudiera darse cuenta la botella de gaseosa estaba rodando por debajo del vetusto banco.
En ese instante una mano pequeña se apoderó de uno de los chocolates que estaban sobre la banca, mientras Laura de espalda trataba de recuperar el envase que parecía una barca zarandeada por el mar. 
Dos transeúntes advirtieron esto, pero no se detuvieron y mucho menos ella que tras recoger la botella se encaminó hacia la sala del cine.
Le entregó el único boleto al acomodador y se perdió en las fauces de la bestia roja, la última función de la noche era con subtítulos.  

miércoles

Extraño lunes

Me sumí en el mundo de Morfeo y el sol se fue a pasear a otros lares cuando desperté, no hay nada peor que la ausencia que se nota cuando nunca se le dio el valor necesario.
Alcancé a ver los efectos de ese adiós por entre la copa de los árboles, una caricia en mi rostro afiebrado mientras el viento me daba una bofetada y un mar de lágrimas se escurrían disfrazadas de resfrío.
Quise quedarme con el recuerdo del último rayo que se filtraba por el oeste pero pronto me dormí una vez más y al amanecer ya estabas de vuelta renovado, igual que yo en este extraño lunes. 
Nada de prisas, sólo el café de la mañana y un poco de música que ocupe el lugar que dejamos vacío con eso a lo que llamamos rutina.

domingo

Szia

Tengo que dejarte ir, juré que no derramaría una lágrima pero la lluvia ha venido y mis ojos parecen arenosos.

Parece tan fácil, sólo debo seguir adelante y ya. Que los truenos resuenen por encima de esos árboles que te han visto correr libre al fin.

Dejando un surco en el que el pasto no volverá a crecer, una marca en la memoria que hoy he tenido que embriagar para dejar de sentir el único sentimiento que tengo ahora.

Dolor, eso se puede mitigar con noches que pasan raudas pero dejan en el alma marca tal como tus pasos sobre el patio de nuestra casa.

Eterna guardiana de las tardes que se pasaron de prisa para que ahora sean un recuerdo.

Hasta la próxima vez en que nos volvamos a ver. 

miércoles

Sueño extraño

Soñé, aunque no siempre hace falta estar dormido para ello,
el mundo era un inmenso estadio de fútbol y sus protagonistas
vestían de rojo o de azul, así las cosas se dividían en forma
irreconciliable como si una aún más extraña fuerza marcara
que las cosas debían seguir esos derroteros.

El arbitro se asemejaba a muchos de los que deben impartir justicia,
falsa forma de llamar a algo justo e imparcial cuando se empecinaba
en cortar el juego cada vez que encontraba uno de esos billetes
de un millón en el campo de juego. De qué parte de la tribuna venían
no importaba, era suficientemente milagroso encontrarlos
y dado que se trataba de una transmisión gratuita no tributaban,
otra utopía onírica ante los hechos reales.

Al final el juego terminaba empatado, las disputas continuaban
en las gradas en lo que no era otra cosa más que una sociedad
dividida mientras los de abajo eran aclamados por unos cuantos
flashes aduladores y elevados a la condición de dioses.

Cuando el campo de juego yacía vacío empezaba la desconcentración
de la masa bárbara, mediante el conocido método de desalojo forzoso
o garrote vil de parte de la otra porción marginal de la comunidad,
ancho de basto puesto a disposición del poder de turno
que vivía de las miserias de este o de algo de lo que sobraba 
en la repartija de excesos y pobreza legalizada.  

Al final todos convergían en el Honky Tonk, un bar de mala 
reputación atendido por el viejo Ian, quien sin más trámites
les aportaba suficiente de eso llamado Alma para mantenerlos
felices y ver como todos ellos, arbitro, jugadores, dirigentes, 
cuerpos de seguridad, aduladores y alguno que andaba en campaña
se juntaban mientras afuera los hinchas seguían peleándose
sin sentido alguno. 

lunes

Cafeto

El dragón ruge y disipa las nieblas de la mañana,
entabla una conversación con Morfeo
él que cautivado le cede una porción de su mundo
conservando el efecto onírico sobre los demás.

Pastor de los refugiados tras la puerta 29,
su olor impregna la atmosfera matutina
y es tema de conversación luego de una
cena entre amigos.

Alimento de la maquina que no puede detenerse
en eso de andar deambulando entre puntos
y comas, a la espera de que Diciembre
venga para que sólo se trate de 
un momento compartido.