Filmar comenzó a desenredar la línea, al final optó por cortarla y volver a preparar el anzuelo.
A su lado Omar Valenciano cortaba los calamares, siempre le había gustado acompañar al pescador aunque no le interesara tanto la pesca en sí misma.
Más atrás, Flores tomaba notas de lo que veía a su alrededor: la escollera de Punta Chiesa, las familias en la playa, el viejo muelle con una publicidad de cerveza que se apreciaba ni bien uno comenzaba a bajar por Luro, vendedores ambulantes, surfistas o algo que se parecía a eso, etc.
En eso Filmar comenzó a tirar de la caña, algo había picado, Valenciano corrió a su encuentro; Flores no quiso ser menos y se aproximó.
Fue el único que notó que el mar crispado iba a lanzar una nueva andanada contra las rocas.
Se agachó justo detrás de Omar, al tiempo que el mar los empapaba a Filmar y a su otro compañero.
El pescador se limitó a desenredar la línea, volviendo a colocar la carnada en su lugar.
La tarde transcurrió sin prisa, por allá se escuchó el grito de gol a través de la radio que tenían en el puesto de venta de carnada.
Luego, los hinchas de Racing comenzaron a desfilar en la niebla que los desdibujaba,
haciéndolos parecer como salidos de una escena en blanco y negro.
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