Ni aquí,
ni allá,
nunca dos veces
en el mismo lugar.
La nave deja una estela,
marcando el paso por cada puerto
de la costa que recorre.
No pertenecer a ningún sitio,
páramos, pantanos, pinos y viento
lo reciben mientras siente
la incertidumbre crecer,
no hay lugar al que llamar hogar.
Sólo la nave de una vela
cortando el mar,
avanzando de un extremo al otro
sin nada que lo retenga ahora.
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