I) Helada invernal.
Que alguien le dé cobijo a los campos
en éste invierno crudo que los ha cubierto,
una manta para pasar las tardes heladas
a un lado del camino en donde sobrevivimos.
Que el sol quite ese blanco inmaculado
que ha dejado uniforme el paisaje
y nos obliga a buscar un poco de calor
con que recubrir nuestras almas.
II) Sueños.
Una barca sobre la que reposar
suavemente mecida por el océano,
en el viaje hacia el atardecer púrpura
sueña con la lluvia cayendo lentamente
dentro de un viejo cuarto
y esas prendas color verde
que resaltan los dotes de una mujer,
perdida en algún rincón de la memoria.
Curvas pronunciadas sobre las que
deambular, la piel blanca como la nieve,
múltiples lunares adornan la parte
baja de esa espalda por donde las
yemas se deslizan suavemente
mientras la respiración agitada
se calma, dando fin a la tormenta
que los unía.
III) Río de Almas.
Las almas se deslizan esperando su turno en la barca,
el río es profundo y no hay forma de cruzarlo a nado.
El barquero recibe su paga
nadie puede pasar sin su contribución,
parecería que ni aún liberados de la carne
podemos dejar de tributar.
Apenas una leve brisa le indica a Caronte
el lugar en donde yace ese espíritu atormentado,
justo sobre una roca, que sobresale de las aguas
de la Estigia, Isca espera poder reunir el metal.
Sopesa la bolsa que lleva consigo,
tal algún día pueda pagarle al barquero
y dejar de ver vagar las almas en la orilla opuesta.
IV) Lluvia ven.
Ven tranquilo, sin prisa,
como la brisa previa a los golpes
que he recibido sin saber porque.
En éste rincón soy feliz,
tanto como se puede serlo
y es algo que por poco
vale la pena.
Tanta tristeza, tanta violencia
y las peores mofas delante
de la chica a la que quiero,
aún no hacen que me rinda
sabiendo que en algún lugar
existe la luz que quiero alcanzar.
Mientras tú y tus amigos
piensan que esto de agredirme
es divertido, pero incluso al violento
su hora le llega.
Ven despacio, sin prisa,
como la lluvia que lava
el cuerpo borrando las huellas
de la noche en que todos los límites
fueron sobrepasados y ahora
para ti no hay vuelta atrás.
V) Locos.
No vengas para aquí
si crees que estamos locos,
pues tú eres el único cuerdo
en éste mundo y sin embargo
no te vamos a ver como un desubicado
pero no nos vengas a decir que hacer
o que esto está mal, no nos importa.
Has lo que quieras
tus tontas reglas sobre la cordura
carecen de sentido aquí,
veras como con el paso del tiempo
esa suciedad civilizada te excluye
hacia el mar de los soñadores
y los delirantes.
Así que ven para acá
que siempre hay lugar en
el club de los inadaptados.
VI) Estrellas.
Arriba, arriba, muy en lo alto,
cosa que veamos lo pequeño que somos
yace una vieja estrella
que en las noches emite un azul pálido.
Es fácil verla en medio del manto oscuro,
titilando en la negra bóveda
como un faro para quienes aún estamos acá abajo.
Tras cruzar el camino entre las estrellas,
dando una vuelta por unos cuantos planetas
que se encuentran cerca de ahí podremos llegar al viejo hotel,
en cuya entrada se sientan ellos tres,
alguna que otra voz se escucha
lejana trayendo recuerdos de otras épocas.
Y un par de canes,
uno colorado, la otra blanca manchada de negra,
persiguen los cometas que se acercan
a la estrella en donde moran
los que nos han dejado
mientras la vida sigue aquí abajo.
VII) Más y Menos.
Lo nuevo es más de lo mismo,
parte de lo viejo y anuncia
con toda la pompa el final
de otra etapa de nuestra historia.
Lo nuevo no huele bien
parece una repetición de errores,
horrores, como si nunca fuéramos
a aprender de nuestro tiempo reciente.
La obsecuencia me abruma
viendo que las cosas podrían ser distintas
pero equivocándonos en el camino,
al poner nuestro destino en
las manos incorrectas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario