Hay
algo en la ciudad que nunca se pierde realmente, pasan las décadas pero sigue
ahí como un monolito poniéndole la cara a la sal y el rugido del mar que no
cesa. Se mezcla entre las voces de las personas que igual que nosotros estamos
de paso, incluso los que viven aquí, el olor a comida que emerge de lugar tan
conocidos y atestados de personas según la hora, los ruidos de los vehículos e
incluso las voces de los pájaros que están siempre ahí afuera cuando las luces
del día son reemplazadas por los faroles trémulos y las personas huyen a
refugiarse entre protecciones de concreto. La noche esconde las líneas en su
fisonomía y la lluvia las renueva para que el observador se confunda, aunque
siempre en esencia Mar del Plata yace imperecedera oteando a los barcos que se
acercan a sus costas.
Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución 2.5 Argentina conforme se describe en la página intitulada "Creative Commons". "No hay nada como escribir. Todo lo que haces es sentarte frente a la máquina de escribir y sangrar" (Ernest Hemingway).
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sábado
Eterna Mar del Plata
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