La lluvia limpia y purifica
excepto los recuerdos
que se agolpan queriendo salir.
Repiquetea sobre el metal
anunciando que he perdido
la batalla una vez más,
después de una noche de copas
todo aflora inevitablemente.
Y así los sentimientos contenidos
se desbordan como el agua
buscando un cauce que la
deje correr por la llanura.
Es así, la lluvia todo lo lava
menos lo que aún tenemos
guardado en el corazón.
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