Rugiendo en lo profundo del campo azul, el sol hace brillar la superficie de la coraza sumergida.
Cambia de colores pero el rojo es su favorito y hace resonar la bocina al borde de un abismo, para despertar al monstruo antiguo.
Este trata de rodearlo con sus tentáculos pero el hábil capitán lo evade y se ríe por el megáfono, anunciando otra gloriosa victoria.
El monstruo regresa a su letargo, el submarino rojo sigue con su derrotero a toda máquina.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario