martes

Esperando a Palenciano

I)

La tierra tiembla, 
un tambor resuena como un heraldo 
y el rapsoda comienza a forjar sus versos.

Una espera de años habrá de terminar, 
lejos de la ciudad tras la niebla pero cerca de la ría.
Ya puedo sentirlo, 
el acero envainado clama el amanecer de la batalla 
y para él me apresto.

Un Jinete viene, otro aguarda allá en el norte 
a que el tiempo de la contienda llegue.

Palenciano viene y habrá batalla.

II)

El viejo enano dijo:
_Yo fui testigo, aunque nunca he visto esto- llenó su pipa y empezó el cuento:

_Mí vida por la horda!!! rugió la marea verde, eran duros estos soldados del clan Grokk.

Guerreros feroces y formidables esos grunts
que saltaban y pateaban
y gritaban roncos insultos plagados de errrres.

Enfrente los mercenarios, de la Tierra Sola
junto al lago de la aberración gigante y devoradora
golpearon sus espadas contra los escudos de hierro
y rieron.

En el medio la planicie esperaba el duelo
y avanzaron los campeones fieros del clan
fuertes de fuerza fuertes como no se ve ya más,
les abundaban las cicatrices
en el verde cuero
eran tipos valientes y les gustaba pelear.

Cualquier elfo delicado
hubiera corrido del miedo
y tal vez temblando se habría escondido más allá del mar
en un agujero. 
Ya lo decía mi abuelo: “nunca aceptes regalos de elfos.”
¿Por dónde iba? cierto...

El capitán mercenario nunca tuvo miedo
sonrió sentado y golpeó con la mano el asiento
-el cofre de la paga- en realidad pensó hacia adentro
estos tipos sí...
darán su vida por mí.

Las filas de los Solenses 
se abrieron y dieron paso
hacia afuera a sus gentes,
para ir a enfrentarse 
con los delirantes verdes
salieron unos granjeros
campeones improvisados
que corrieron directamente
cuan largo daba su paso.

_Mierda dijo su jefe, no debí adelantar la paga al menos a esta gente. Javier se encogió de hombros.

_Tendré que hacerlo yo mismo dijo y los orcos abrieron paso por su parte a su  jefe Grokk.

Y Grokk montado en el huargo se puso del otro enfrente, 
fijo se miraron  largamente,
el orco rompió el silencio y dijo guturalmente:

_Hoy haces vos el asado!!!.
_Esos tipos iban a hacer el asado por mí.
_Jódete.

Hay quien dice que se comió el mejor asado y se tomó abundante vino esa tarde y esa noche y la mañana siguiente y... también cuentan que se jugaron partidas de Warcraft donde Javier suprimió numerosos aldeanos y Piero tomó carrera con la erre abundantemente...y los más audaces hasta sostienen que el cofre de la paga estaba lleno de alfajores, chorizos y torta... pero eso es otra historia.

III)

Allá por el año 2000 estaba sentado en la vieja cocina del Hotel de Luz y Fuerza, ubicado en 9 de Julio Nº 2777 de la ciudad de Mar del Plata.

Nos servían la comida en bandejas de metal, semejantes a las de las prisiones (por no decir iguales). Comíamos con el resto del personal, entre ellos varios ilustres cuyos rostros aún guardo en la memoria.

En uno de los tantos almuerzos asistí a una de esas cosas que ocurren una vez en la vida, me quedé de sobremesa escuchando surgir un relato que me ha perseguido en los años siguientes como una pesadilla.

Romero y Palenciano inventaron una historia, la que dio lugar a otras producto de ese elemento recurrente que es la observación.

Hablaban de un raviol gigante allá en la zona de Puan,  precisamente en el lugar conocido como Felipe Solá.
Tal aberración gigante, de proporciones culinarias, flotaba en un mar de salsa de distintas variedades. Únicamente faltaba que lloviera queso y estábamos listos.

Le agregaré a la receta una panadería instalada por uno que quiso sacar “provecho” de las circunstancias y le fue bastante bien.

La gente recorría en botes aquel océano que fluctuaba de boloñesa (o bolognesa) a putanesca (o puttanesca) y en algunos casos salsa blanca o mixta.

Uno podía mojar un pan en el río antes de clavarle un tenedor a ese raviol y comenzar el almuerzo. 
No sé qué ocurría por la noche, ¿se podría cenar también?.

La cuestión es que vi el nacimiento de la historia, aunque en éste punto me he permitido varias licencias literarias y beodicas, con perdón de sus autores originales.

Lo que es cierto que nos desalojaron de aquel lugar, la atmósfera que nos rodeaba se disipó pero el recuerdo permanece. 

Así que gracias muchachos.

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