Corriendo por los tejados,
una a una las coloniales se rompen
ya no estoy para estos trotes.
La capucha no me deja ver bien
encima es de noche
y puedo tropezar yendo al piso.
Los criminales no están aquí
los únicos asustados son los felinos
a los que les saboteo la vista lunar.
El cinturón me aprieta en la parte baja
tal vez debería trabar el traje
con el tonel cervecero que hace tiempo cargo.
Tal vez debería dejar estas correrías
dedicarme a otra cosa que no sea
hacer de vigilador nocturno.
Encima me aumentaron el combustible
la citronave se negó a arrancar,
requiere una mano de pintura
porque el amarillo no es muy discreto.
Difícil ser héroe en estos tiempos
sin una fortuna que lo respalde
porque con el sueldo de maestro
no se puede mantener un escondite.
Las herramientas de trabajo están
en moneda extranjera, encima con
el cepo no puedo comprar un centavo.
El servicio a la comunidad está restringido
lo único que es mío es la panza
y el mal humor que tengo por las mañanas.
Cuesta combatir el crimen con tantos impedimentos
aunque no ceso nunca, hace falta mucho seso
para darse maña con tantas limitaciones.
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