martes

Amistad

La vez anterior, no diré la última, nos despedimos sin saberlo en el estacionamiento de la pensión en donde como ya he dicho antes pasé una de las mejores épocas de mi vida (va al podio seguro).
Fue en esos días del 2001 en el que todo era un caos, incluso creo que cercano al momento en el que el helicóptero despegaba de la casa de gobierno y quedaba como una postal.

Así fue, el auto se alejó rumbo a Necochea. Antes de navidad Javier emprendió el regreso al pago, allá a lo lejos en Felipe Solá. Pasé las fiestas en Mar del Plata, primera y única vez, viendo los fuegos artificiales sobre la Avenida Colón.

El reloj comenzó a correr sin darnos cuenta, los días se volvieron años y pese a algún que otro viaje en los primeros tiempos, no nos volvíamos a ver las caras los cuatro en el mismo lugar.

Eso hasta que en pleno enero del 2015, tras un correo electrónico (eso parece una constante) fijamos una fecha y un lugar.

Los meses pasaron más despacio hasta llegar al 30 de Abril, ahí finalmente hice el viaje hacía Mar del Plata que ahora era una estación de paso. El 01 de Mayo rumbo a Necochea, la mañana estaba soleada cuando partí y pese a las nubes frías que poblaron la tarde, nos volvimos a ver.

Al menos tres de nosotros, hasta la noche del 02 de Mayo de 2015. Pasaron 13 años y moneda, pero aquí estamos de nuevo.

La amistad es eso, una cadena de eslabones invisibles que cada tanto se tensa para mostrarnos lo fuerte que es.


Salud Jinetes.




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