I)- Partidas.
El dragón dormitaba,
en eso Thorval suspiró
cubriendo el aire de la caverna
una bocanada de humo,
al fin había movido.
El tiempo se detuvo
para la enorme bestia,
cientos de partidas
disputadas entre los dos
marcadas en la pared
del hogar del dragón.
Todo estaba empatado,
esta vez el señor enano
conocería lo que era
estar en desventaja pensó
el dragón soltando una risita.
Thorval enarcó una ceja,
el dragón disimuló
con una tosecita mientras decidía
que hacer para ganar.
En eso llegaron gritos
desde el exterior,
Thorval tocó el martillo
el dragón lo detuvo,
yendo a ver quién era el intruso.
Otro intento de caza
por parte de los nobles
del reino humano,
el resultado siempre el mismo.
Armaduras abolladas,
escudos rotos,
gente huyendo despavorida.
Al regresar a la caverna
encontró a Thorval en
la misma posición,
decidió mover para terminar
la partida y eso sucedió.
Sorpresivamente el rey del dragón
quedó jaqueado por lo que
se encontró poniendo una nueva
marca del lado del enano.
Acomodó las piezas,
tendría que empatar
para luego obtener la ventaja.
II)- Cavernas.
El troll cargaba la tierra
hacia la superficie,
los hombrecitos del reloj
colocaban la mampostería
fijando el túnel,
el mago púrpura mantenía
las antorchas encendidas,
el mago azul cavaba.
En eso el pico dio
contra una superficie dura,
Púrpura acercó la luz,
limpiaron la piedra
encontrando el sello
de la recámara.
Una palabra,
el viento agitó el fuego
la puerta se abría,
el mago azul fue
el último en entrar,
arrojando el pico
que derribó una de las columnas
de madera y el túnel a sus
espaldas se desplomó.
Púrpura lo miró meneando la cabeza
tendrían que buscar otra salida
mientras exploraban,
llamo al espíritu del fuego
agitándose y creciendo la llama,
dando una mejor visión.
En el centro de aquel lugar
había un pedestal con
un tomo abierto
oscurecido por los años.
Púrpura y Azul
pelearon por verlo,
en el forcejeo Azul
alcanzó a leer una línea.
La tierra tembló
un portal se abrió
y el mago negro
fue traído a éste mundo.
Toda la magia oscura
un segador de la luz,
Púrpura maldijo
mientras conjugaba un ataque.
Un rayo violeta directo
hacia el enemigo,
un manotazo y el intento
se desvaneció en el aire.
Azul no recordaba nada
hasta que musitó una palabra
y el mago negro se
desvaneció en el aire.
Púrpura lo miró
ahora debían salir de allí
para capturarlo,
solo lo había enviado lejos.
El mago negro
sintió que el lugar cambiaba
y se encontró frente
a un enorme dragón
que lo veía inquisidor
desde esos ojos amarillos.
A su lado Thorval
lanzó una bocanada al aire,
aprovechando la distracción
de la bestia para cambiar
las piezas de ajedrez de lugar.
El mago negro
invocó a la oscuridad,
sólo hubo silencio
el dragón rió y lanzó
una llamarada, que
pulverizó al hechicero.
Luego giró hacia su huésped
viendo como otra partida
estaba por ser perdida.
El mago azul deambulaba
por la caverna tratando
de recordar el hechizo
que los enviara fuera.
Púrpura sintió que
el mago negro desaparecía
de éste mundo,
en eso Azul recordó un conjuro
y una roca sacó al mago púrpura
de su meditación.
Tomó un garrote
y comenzó a perseguirlo
por la caverna.
III)- Blanco.
El dragón se despertó de su siesta,
se acercó al lugar en donde pulverizó
al mago negro y lanzo una llamarada.
El hechicero regresó a la vida
llevando una toga blanca
y un báculo tallado, con una cabeza
de dragón que lo coronaba.
Lo primero que hizo fue sacar
a Púrpura y Azul de la caverna,
regresando a la torre de magia
para alterar el curso del río,
convirtiendo aquel lugar en una isla.
Púrpura creo un puente invisible
para pasar hacia el continente,
Azul alteró la esfera que coronaba
la torre mezclándose los colores
que representaban a cada uno de ellos.
Hecho esto, se dirigieron hacia
el interior de la torre en donde el té
preparado por los hombrecillos
del reloj los esperaba.
El troll asó al jabalí en una
gran fogata, ascendiendo el aroma
hasta la montaña en donde el dragón
trataba de diseñar un plan para vencer
al señor enano sobre el tablero.
IV)- Thurma.
El Mago del Fuego corrió a través del bosque
quemando todo a su paso,
los aldeanos enfurecidos le pusieron
precio a su cabeza mientras lo maldecían,
las naves de los hombres del norte se quemaron,
la llama y sus hijos fueron recordados ése día.
Una tormenta repetida,
fuego, maldiciones y destrucción
a lo largo de la tierra conocida.
En el arroyo se detuvo a beber
para saciar su sed que lo quemaba y enloquecía,
entonces vio al lobo contemplándolo
y al bárbaro sentado en la roca,
afilando sus espadas.
Rió, la sangre ardía,
atacó a su contrincante
recibiendo un piedrazo en la frente
y un planazo de escudo en la cabeza.
Cuando volvió en si
Thurma el bárbaro se alejaba con el lobo,
el blasón era para marcar las batallas
y recobrarle la razón a los magos enloquecidos.
V)- El llamado.
Exhaló una bocanada de humo
contemplando la bóveda llamada Gimli,
había oído el llamado del cuerno
en el norte por encima del aullido del viento
y el frío eterno del manto blanco.
Ahora un águila parda gigante
descendía a su encuentro
mientras el aguardaba en silencio,
el martillo en la diestra
esperando el momento de caer.
La caverna del dragón quedó atrás
mientras éste los veía partir hacia los picos
que ascendían al cielo, como brazos gigantes
de la roca que formaba el mundo.
VI)- Conjuro equivocado.
El mago blanco se detuvo frente al gran sello
dando una mirada a la desolada planicie gris y suspiró,
todo seguía en su lugar como hacia mil años
cuando descubrió el poder y fue guiado allí.
La energía demoníaca lo corrompió
y sus congéneres lo encerraron en la caverna,
el fuego del dragón lo devolvió a su esencia original.
Gracias al hechizo que habían conjurado junto con
Azul y Púrpura eran ahora invulnerables a la influencia maléfica,
entonces recordó que los otros dos venían con él,
mejor sería que no hicieran nada indebido.
Azul recitaba un hechizo
Púrpura contemplaba el paisaje,
el sello se sacudió como si fuera el corazón
de una bestia durmiendo a la espera de su víctima.
Blanco lanzó una maldición mientras trataba
de detener la conjuración,
Azul lo miró perplejo, no era que tenían que entrar a ver.
¿Por qué tan enojado con él? se preguntó mientras
se llevaba la mano a la cabeza y se tocaba el golpe
que tenía producto de la piedra con la que Blanco
pretendía que recuperara el juicio.
Una explosión lanzó las piedras hacia el cielo,
un aullido se elevó desde el interior y
Púrpura llamó al viento para que los llevara lejos de allí.
No recordaba el conjuro de transportación,
Azul había perdido su tomo y el de él quedó abandonado
en aquel lugar inhóspito, siendo consumido por el fuego
que como un océano barría todo a su paso mientras el enjambre
de criaturas se soltaba al fin.
VII)- A la deriva.
La nave atravesaba la tormenta,
el mar arrojaba una fina lluvia
sobre el único pasajero.
A su lado el lobo veía más allá
de la cortina negra
y lanzaba un lastimero aullido.
Cien días de oscuridad,
la batalla estaba cerca
inevitable como la costa
a la que se dirigían ahora.
En eso el viento arrojó a los tres
magos sobre la borda,
el hechizo de Púrpura los había
alejado de los demonios
pero era incontrolable.
Azul se levantó observando el horizonte,
Blanco era Negro de nuevo
y le gritaba al cielo como un demente,
un golpe de escudo de Thurma
lo volvió para el lado de la luz
y entonces los cincos supieron
que tenían un destino común.
VIII)- La espera.
Thorval lanzó una bocanada
el águila lo había dejado en aquella caverna
mientras la tormenta aún no se desataba,
ahora llovía copiosamente
cubierto el cielo de gris,
como el humo que rodeaba al guerrero.
En eso las rocas se sacudieron al recibir
el impacto de un relámpago,
astillas cayeron en la entrada
mientras una nave salida de la nada
se estrellaba contra el suelo.
Púrpura y Blanco lanzaron un insulto
al unísono mientras buscaban a Azul
entre los restos de las velas,
parece ser que éste último pretendió
darle más velocidad al barco
invocando a un huracán
que los envió a dar contra la roca.
Thurma contempló a Thorval
las cicatrices del bárbaro eran
una prueba de las batallas pasadas,
el martillo testigo mudo de tantas otras
liberado en cada contienda
como el lobo corriendo,
la sangre bombeada
en la máquina de guerra.
La llanura ante ellos sería el lugar elegido
por las fuerzas que regían al mundo,
allí plantarían sus escudos, su magia y el metal ,
allí vencerían o caerían mientras
las puertas de acero se abrieran de par en par.
Los ojos de los cuervos ven más allá de lo visible,
la lanza ya emitió su juicio antes de que
despertaran esa mañana.
IX)- Ending.
Las huestes del ejército del Rey Rojo
cargaron contra los enemigos
y estos se murieron de risa.
La emperatriz enojada
porque su vestido había sido pisoteado
por un dragón que huía,
decidió empeñar el tesoro real
para que le fabricarán uno más lujoso.
Ahora no había lanzas, ni espadas nuevas
solo caballos que llevaban a rechonchos guerreros,
la batalla duró lo que el demonio tardó
en lanzar un golpe con su enorme espada
de fuego y al rey le quedó la armadura chamuscada.
Algo cubrió el aire
el olor a tabaco y a batalla,
un trueno predijo la llegada
de Thorval a pie y con el martillo destellando.
Thurma el bárbaro, barrió a los demonios
menores usando sus espadas como
brazos de acero.
Azul lanzó un conjuro que rebotó
en la pared mágica que rodeaba al
señor de los demonios,
Púrpura y Blanco fueron derribados
por ese ataque devuelto.
El Mago del Fuego atacó con una llamarada
pero quedo cubierto de hollín
el fuego no servía con ésos seres del inframundo,
el lobo del bárbaro cruzó sin problemas
el escudo y mordió al enemigo en los pies.
Al parecer la magia no lo afectaba,
Thorval atacó con un gran relámpago
que rompió el escudo y derribó al demonio,
Azul conjuró un hechizo convirtiendo
en piedra a Púrpura y Blanco.
El Mago del Fuego lanzó una llamarada
sobre los hechiceros petrificados
pero la piedra no se derritió,
al parecer el hechizo era bueno.
El demonio recuperado arrojó una bocanada
de fuego sobre Thorval
y el muro de rocas levantado por el poder
del martillo la frenó.
Tomó el pesado mazo y lo lanzó siendo
devorado por el señor del inframundo,
se escuchó una risita seguida de una bocanada,
el martillo brilló en las fauces del demonio.
Una gran explosión y el enemigo desapareció
volviendo el mazo a su portador,
Azul llamó al viento para que los llevara lejos
de allí, justo al medio del mar.
Y mil años más tarde, los pájaros anidan
en las dos estatuas que aún siguen allí.
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