martes

Kirk 1935

Fue allá en el sur de la provincia, antes de que estallara la gran guerra y los hermanos cubrieran con su sangre los suelos de Europa. La nave se hundió en la oscuridad, dejando un reguero de maderos que llegaron a la costa.

La tripulación fue rescatada veinte kilómetros más al oeste, en medio de un mar que comenzaba a calmarse.

La mayoría de las tablas fueron quemadas por los que tuvieron la suerte de encontrarlas, pero Don José Aragón y Pardo guardó una de ellas.

Con esta construyó un par de subibajas, colocándolos delante de su casa y continuando con la labor de darle forma a su pequeño jardín. El viejo Strada, perro fiel de la calle, lo acompañaba durante sus tareas.

Lo había encontrado hurgando entre la basura, la misma mañana en la que descubrió los restos del naufragio y desde entonces lo seguía detrás de su vieja bicicleta.

Los demás maderos se convirtieron en su mayoría en cenizas, algunos de los asiduos clientes del bar costero los usaron en las frías noches y las llamas se elevaron al viento.

 

Excepto la que José llevó hasta su casa, la misma tenía la inscripción del aserradero de donde provenían. Podía leerse “Kirkland Co. 1935. Bournemouth. England”.

Sin embargo, con el correr del tiempo la inscripción se fue borrando y quedó reducida a unas cuanta silabas.

Hace tiempo José Aragón y Pardo abandonó esas costas, pero uno de sus nietos retornó al hogar que su abuelo edificó, cerca del mar. Allí comenzó el trabajo de desmalezar la propiedad, reconstruir el jardín y terminar adoptando a un can negro que encontró en la calle.

Su última tarea, antes de sentarse en la entrada de la casa a observar pasar algún alma, fue colocar nuevamente en su lugar el subibaja. La inscripción yace allí todavía, al igual que los restos del navío en las costas de ese lugar perdido en el mapa. Ahí, cerca de la chimenea del barco, las cenizas de José y del viejo Strada fueron cubiertas por el mar.

Cada tanto su nieto toma la bicicleta de su abuelo, enfila hacia el oeste por la costa seguido de su fiel compañero como en otra época.

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