Me has embrujado cuando era más joven
y ahora que han pasado varios otoños
no puedo evitar seguir escuchando tu llamado.
La niebla se corre por un instante
así es como atraes a los incautos
y los embriagas hasta que no pueden
sino vivir del néctar que aflora en cada
rincón, en cada calle paralela al océano.
Puede que todo vaya mutando
que los lugares que conocíamos cambien
pero tú sigues siendo la misma,
perpetuando el abrazo final con Alfonsina
en una de tus tantas curvas
y dejando desdibujada esa vieja torre
en donde los cuatro nos hemos conocido,
encontrando a aquellos a los que llamar amigos,
los de esa época que son los de toda la vida.
Incluso el tiempo puede que cambie
varias cosas, pero vos seguís ahí
aguardando nuestro regreso.
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