sábado

Ganímedes

Sentía que flotaba, un cometa pasó
cerca y puedo acariciar la estela que dejaba.
Incluso llegó a ver algunos restos de un viejo
planeta, lejano a su mundo de origen.
Aún recordaba la vastedad de los océanos
y la nieve cayendo lentamente
en el hemisferio norte,
pero ahora sólo había silencio.
Su conciencia estaba intacta
pero el cuerpo no era sino
un recipiente que se vaciaba
al igual que un cántaro lejos de la fuente.
Recordó a sus padres,
los rostros sonrientes inmortalizados
en la foto que guardaba en su cuarto.
La sonrisa de su ahijada,
los besos de su amor
y las lamidas de un can negro
que encontró en la calle.
Su lugar era el de una luz
en el firmamento, 
allí los encontraría nuevamente
y esta vez para siempre.

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