En los bajos de tuyú mora José Santos,
del viento del sur, de la nieve y de la lluvia
siempre hay forma de protegerse
pero no de la humedad que abunda
en las cañadas de la ría.
Sin embargo el sigue arriando
desde la vieja estancia hacia
el saladero abandonado,
sus coplas recuerdan los años
mozos y algún que otro entrevero.
Pocas veces duerme en el rancho
prefiriendo la soledad de esta
pampa de barro de la que está
hecha su alma y la biguela
se lo recuerda con cada acorde.
Ahí va José Santos
desde la ría en el noroeste
hacia los pagos de Ajó,
el pañuelo celeste haciendo
juego con el cielo en el que
las estrellas le marcan el camino.
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