sábado

El bar del infierno

Al final de la calle Marano yace el bar del infierno,
las sombras de alrededor ocultan malas cosas
y las borracheras de más de uno las han traído fuera.

El cantinero ve la vida desde atrás de la barra,
unos golpes y el vaso vacío se vuelve a llenar,
no necesito otra magia esta noche.

La mujer de rojo fuma apaciblemente,
su vestido se desdibuja entre el humo y las sombras
esos labios carmesí contienen otras cosas además de veneno.

La mesa de billar muestra los rastros de la pelea de la noche 
anterior, manchas de tiempo y de sangre marcan el paño
verde que es lo único semejante a la esperanza.

Esperanza,
qué ironía buscarla en éste pedazo del sol azteca
que ahora se escurre entre mis entrañas y sacude todo 
alrededor, a la espera del amanecer que parece lejano.

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