Madre soltera
Ella se desliza a través de la pista, entre tragos y risas.
Es una noche en la que todo vale,
nada más es cuestión de descuidarse un rato
y dejarse llevar por la música que resuena tan dulce.
La mañana trae sus consecuencias,
entre náuseas y resacas
enciende un cigarrillo.
Nueve meses, nueve,
alguien ha de pagar por los excesos
del verano y cargar con la condena social.
Motivos para hablar mal sobran
lo que falta siempre es alguien que se haga
cargo del peso que ella ha de soportar,
aliviándolo como a Atlas para buscar
una de esas manzanas.
Pero no existe tal cosa,
si la manzana mordida y
la madre haciéndole frente a todo
incluso a éste mundo impiadoso
que señala desalmado
dejando sus cicatrices
más allá de las estrías del embarazo.
Es una noche en la que todo vale,
nada más es cuestión de descuidarse un rato
y dejarse llevar por la música que resuena tan dulce.
La mañana trae sus consecuencias,
entre náuseas y resacas
enciende un cigarrillo.
Nueve meses, nueve,
alguien ha de pagar por los excesos
del verano y cargar con la condena social.
Motivos para hablar mal sobran
lo que falta siempre es alguien que se haga
cargo del peso que ella ha de soportar,
aliviándolo como a Atlas para buscar
una de esas manzanas.
Pero no existe tal cosa,
si la manzana mordida y
la madre haciéndole frente a todo
incluso a éste mundo impiadoso
que señala desalmado
dejando sus cicatrices
más allá de las estrías del embarazo.
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