sábado

Madre soltera

Ella se desliza a través de la pista, entre tragos y risas. 
Es una noche en la que todo vale, 
nada más es cuestión de descuidarse un rato
y dejarse llevar por la música que resuena tan dulce.
La mañana trae sus consecuencias,
entre náuseas y resacas
enciende un cigarrillo.
Nueve meses, nueve,
alguien ha de pagar por los excesos
del verano y cargar con la condena social.
Motivos para hablar mal sobran
lo que falta siempre es alguien que se haga
cargo del peso que ella ha de soportar,
aliviándolo como a Atlas para buscar
una de esas manzanas.
Pero no existe tal cosa,
si la manzana mordida y 
la madre haciéndole frente a todo
incluso a éste mundo impiadoso
que señala desalmado
dejando sus cicatrices
más allá de las estrías del embarazo.

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