No te confundas
crecer no es amontonar cosas
alrededor como hace el
tamarisco con la arena
que el viento le roba al mar,
pero el muy tonto piensa
que ha sido un obsequio caro.
Podemos ser tantas cosas
pero tú puedes elegir,
posarte sobre esa piel
que el sol tostará
recorriendo cada curva.
Puedes volverte una caricia
o un latigazo llevado por el
viento del este,
incluso simplemente volver
al océano a golpear con
el oleaje esos pies desnudos.
Pero nunca serás insignificante,
formas parte de algo más grande
al que llamamos existencia
pero le puedes dar el nombre
que quieras haciendo que
valga la pena cada segundo.
Deja tu huella pues,
aunque parezca imperceptible
otros ya han recorrido éste camino
dejando una luz que nos guía.
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