miércoles

Historietas en huelga

Golpearon a mi habitación esa mañana, eran del Sindicato “H.B.” para informarme que ya no podría escribir un solo guión más.

Para colmo de males se sumaron los dos Gremios “H.C.” junto con “C.M.”, en un abrir y cerrar de ojos tenía a un grupo de vikingos, orcos y habitantes de algún pueblo del salvaje oeste amenazándome con tomar la civilización por asalto.

Ni siquiera las viñetas del procesador de texto funcionaban ese día, los recuadros protestaban contra la libertad de formas. Tuve que conformarme con ver como los personajes desfilaban entre las distintas publicaciones.

Eso, hasta que el editor decretó la conciliación obligatoria. Ahí estaban reunidos todos los protagonistas de mis historietas, algunos se quejaban de la falta de conservación de los ejemplares, de cómo todo se iba poniendo amarillo con el tiempo y de la manera en que muchas veces se los borraba.

Tales reclamos tenían un enorme fundamento, mis personajes nacieron cuando era libre y no me limitaba un contrato. El editor traspiraba, los lápices se habían sumado a la refriega junto con la goma de borrar y el sacapuntas.

Hasta mandaron a llamar a un notario que asentara sus reclamos, constituyéndose la Proclama de las Viñetas, por las que ningún personaje, grande o chico, bueno o malo, debe ser olvidado.

Después de todo, cada quien tiene su corazoncito y no es cuestión de dejarlos abandonados a su suerte. Así que esa mañana recobré lo que había perdido, el ansía de escribir aventuras en las que pudiera sumergirme lejos de todo. Ahí viviré por siempre.

Incluso Thorval se ha sumado a esto, pese a que él no dice nada. Sólo revolea su martillo y le lanza una bocanada a la luna. 

Nota: allá en Reta, teníamos un vecino (Juan López) que nos suministraba historietas. “Hora Cero”, “Hacha Brava”, “Hopalong Cassidy”. 
Gracias a él conocí a Ernie Pike, Rolo y los Pargas, Sargento Kirk, Joe Zonda, Hueso Clavado, Ticonderoga Flint y más tarde a Corto Maltese junto con Nippur de Lagash (y varios personajes de Robin Wood). Sumémosle a Julio Cortázar, Emilio Salgari, Julio Verne y otros ilustres creadores, a los que les rindo tributo.

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