sábado

La puerta 17

En algunas partes del mundo se pasa del piso doce al catorce, el trece no existe en el plano físico. Pero sin embargo varios metros más arriba, en el diecisiete, encontramos una puerta a otra parte. Cientos de testimonios, de personas de miradas extraviadas encontradas deambulando sin nada más que sus pertenencias, lo comprueban.

Desconocidos de todas partes de éste mundo dan cuenta de que se encontraron con que el ascensor no tenía botón alguno para el piso trece, pero al llegar a las habitaciones del diecisiete e ingresar a las mismas es como que todo alrededor comenzó a girar.

Al tratar de volver al pasillo se encontraron con que las cosas habían cambiado, los teléfonos daban una estática permanente, el resto era silencio. Las demás habitaciones se veían vacías pero era sólo una apariencia.

En cada una de ellas encontraron una parte de su vida, momentos de la infancia, adolescencia y otros recuerdos que salían a la luz.

Algunos creyeron enloquecer, hasta que vieron una salida de emergencia que conducía al piso doce. De pronto se encontraron a plena luz del día, totalmente desorientados.

En el hotel no tenían registro de su llegada, su equipaje había desaparecido y algunos decidieron dejar las cosas así.

En cambio, yo he elegido atar a los demonios que moran allí en estas páginas.

Cuidado con el piso 17, es la antesala a un lugar en el cual uno deja no sólo sus pertenencias; también parte de la cordura.

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