He dejado el lecho caliente viendo en la pantalla lejana las fotos de Creta bajo la nieve. Sin pensarlo un segundo tomé el viejo cayado y me dirigí hacia el patio de la casa, en donde la loba se negó a salir por la helada matinal.
Vi hacia el suroeste, invocando el viejo poder que dormía igual que el resto del mundo y todo alrededor cambió súbitamente. La nieve crujió debajo de mis pies, descubriendo como la arena aparecía y se mezclaba como una crema helada.
El sol de la mañana comenzaba a calentar mientras corría por los médanos de mi infancia, el mar lentamente lamía el manto blanco y su espuma se fusionaba con los restos de aquella tormenta.
Incluso llegué a ver a alguien que tomaba fotos, perpetuando el recuerdo, sin embargo la capa gris me protegía de miradas indiscretas. Así estuve aspirando el viento helado del sur, hasta que fue necesario que volviera a casa y para ser precisos con la transportación regresé al mismo lugar al que había ido a parar inicialmente.
La loba estaba recostada en el patio, tras el almuerzo, disfrutando del sol del mediodía y por la puerta trasera se filtraba el olor de la salsa que acompañaría la pasta dominical.
24 de Agosto de 2013: ha nevado en Balneario Reta y me lo he perdido.
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