He soñado con un horizonte escarlata
en el que toda la paz se ha ido concentrando,
así que en éste amanecer, cuando ella ha
partido nuevamente, tu imagen ha vuelto a mí.
Desde otro tiempo, en esa casa cuya puerta
tiene su llave afuera, te recuestas sobre la silla
dejando vacía la que está a tu izquierda y sonríes.
Esos cabellos siguen cenicientos igual que la barba
de unos días, ocupando tu enorme presencia
todo aquel rincón, esperando el paso de las estaciones.
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