viernes

Escenas Parte 1 (06-12)

I)
Nunca llegó temprano a ningún lugar, los demás tenían que
depender de sus caprichos y del tiempo que se tomaba
para poder prepararse.

Más de una vez sus comentarios desataron una tempestad
en el lugar en el que se encontraba, alejándose y dejando que
los demás se enzarzaran en discusiones que terminaban
cuando se daban cuenta que él se había ido.

Muchas veces organizo la vida de otros, comprometiéndolos
y concertando entrevistas en las que el participaba indirectamente,
fugándose maletín en mano mientras aquellos resolvían sus
problemas.

Al único lugar que faltó con aviso fue a su funeral, porque
aquellos a los que había cruzado en su camino continuaron
confrontados por décadas mientras el simplemente se alejaba
pedaleando por la costa.

II)
El barco comenzó a hacer agua
el oro no compraba un lugar
en los botes salvavidas,
la emperatriz puso el grito en el
cielo y le ordenó a sus marionetas
que perecieran por ella.
Pero se dio vuelta y ya no quedaba nada
el frío le calaba su huesuda humanidad,
después de todo hasta ella tuvo
un padre y una madre.
La dama oscura la observó desde más
allá de la bruma del tiempo,
dejando que por una vez alguien saliera
de su reino eterno y entonces se produjo
el encuentro tras tanta espera.
Él le extendió la mano,
ella sintió la tibieza
la misma que había cuando el lazo
no se había roto.
Leía debajo de un pino
preocupado por la lección
y entonces ella le trajo un sándwich
sacándolo de ese mundo de normas
y temores pre-examen.
Ahora en éste lugar todo yace perdonado
y limpiada el alma de tantas impurezas
para que lo material se vaya lejos.

III)
Lejos,
esparcidos como arena
en el viento yacemos.
Ciego,
no quieres verla
pero está ahí,
el mismo lugar
de dónde venimos
indicando el camino
de vuelta.
Su luz
se hace más fuerte
con cada año que pasa,
portada en nuestra sangre
un estandarte de batalla
aunque se te haya echado
a perder bañándote
en el materialismo,
usando a los de tu carne
para cubrir lo oscura que
está tu alma mientras cataratas
llenan los ojos de una Madre.

IV)
Y las páginas se acumulan
las quejas de los alumnos también,
sobre todo las de uno que parece
en cada clase golpear con el martillo
el yunque del herrero.
Hemos de forjarlos,
un poco de cada cosa
para que sean espadas afiladas,
mentes pensantes y no autómatas,
cuidando que dejen de ser un número
en una lista para pasar a convertirse en universos.
Incluso muchos arrastran vástagos tras de sí,
mientras los meses vuelan y la hora
de cerrar las notas se acerca
anunciando su partida,
vaya uno a saber a qué costas
irán a parar en cada uno de esos viajes
que emprenden.
“Los recuerdos se pierden como
el llanto en la lluvia”, las gotas se deslizan
del rostro arrugado, lleno de cicatrices
de tiempo y batallas, mientras
la mano callosa se empeña en
despejar la imagen gris de éste invierno
que se ha venido a instalar en su vida
y en la habitación que el fuego
de la chimenea calienta.

Nota: “Todos esos recuerdos se perderán como el llanto en la lluvia” es una frase de la película Blade Runner (le pertenece a Rutger Hauer).

V)
Era solo un cachorro
lleno de miedos, cuando
la niebla la cubrió al llegar.
Las imágenes de esa época
se desvanecieron de a poco
cuando el amanecer vino.
Vio la escena desde lo alto,
resguardado por las sombras
de la montaña en donde moraba.
No pudo evitar que su tristeza
le hiciera lanzar un grito
que retumbó en toda la tierra.
Ya no quedaba nada allá abajo,
esa niña se había ido
como llegó con la sarrasón.
Lo que quedaba era su forma real
consumiéndolo todo a su alrededor,
obligándolo a alejarse para sobrevivir.
Sabiendo que atrás dejaba
un pedazo de su ser
atado a tantos recuerdos,
que ahora importaban tan poco
a luz de esta realidad.

VI)
Estaba perdido entre los pasillos
de su laberinto cuando comenzó
a caer la lluvia.
Me quede en un rincón
acurrucado y tiritando,
nada de eso pareció importarle.
Vi a otros seres correr de
aquí para allá clamándole a
Dios su ayuda.
Entonces cuando la tormenta
cesó y el cielo se despejó
recordé que en lo alto
brillaba la estrella de mis ancestros
marcando el noreste.
Aún estaba ahí,
fría y solitaria,
en medio de ese mar oscuro.
Me moví entre los pasadizos
de éste laberinto siempre
siguiéndola y al final
alcancé la salida.
Sentí una voz gritar
desde el centro y
las llamas tragarse aquel lugar,
le di la espalda y comencé
a caminar hacia el amanecer.

VII)
Somos los que venimos al amanecer
cuando tu recién te estás despertando
y con la espada pronta dejamos
un reguero de destrucción a nuestras espaldas.
Somos los de la sangre roja, como el Malbec
que nos bebimos la noche anterior
mientras nos preparábamos para éste día
no fuera cosa que la sangre se nos aguara.
No hemos venido por tu patético reino
sólo queremos quebrar esa corona
y que la emperatriz no reine más,
al atardecer habremos tenido éxito
y sus marionetas danzaran con las llamas
levantándose sobre las cenizas
el bastión de la saeta de Creta.

Y si ese intento de lobo que tienes contigo 
no se quita de nuestro camino
nos lo comeremos en la cena,
calentada en las llamas que iluminan tu
caída, reina decadente.

VIII)
Las calles yacen silenciosas
mientras camina por ellas,
el fusil al hombro
sólo para evitar a los lobos.
Una mano invisible se cierne
sobre la ciudad, tantas desapariciones
parecen parte de un plan macabro.
Una inscripción en la vieja pared
de la esquina del barrio,
llamando a votar en una época
olvidada, mientras el enemigo
viene silencioso en la noche.
Disparos lejanos,
el hombre es lobo para con el hombre,
los hermanos se matan entre sí
todo sea para sobrevivir a la nevada
que te aniquila cuando te toca.
Y al llegar a ese monumento abandonado
otras armas brillan en él,
trayendo ecos de épocas más gloriosas.
Se han reunido en el medio
de esa bestia monumental,
mientras las manos guían a sus sirvientes
hacia nosotros para que los enfrentemos
una vez más, recreando la escena.

El único héroe válido es el héroe "en grupo", nunca el héroe individual, el héroe solo.
Oesterheld – Solano López: EL ETERNAUTA.

IX)
La vieja reja lo recibió como tantas otras veces
lo había visto irse, incluso en lo que pareció
que era para siempre.
En esa ocasión su corazón se llenó de vacío
por el amor que dejó atrás de esas barras,
que ahora denotaban el paso del tiempo.
Abrió la oxidada muralla
cruzando el jardín en donde una mano experta
mantenía a las hormigas lejos de las rosas.
Golpeó a la puerta de madera,
el tiempo pareció retroceder y congelarse
la mujer que abrió le recordó su pasado.
Supo quién era en ese instante,
una imagen en el espejo de la existencia
una réplica de carne y hueso de su madre,
esos ojos azules quemándolo de nuevo.
Lo condujo hacia la habitación de la torre
a través de los peldaños, testigos de tantas noches,
que denotaban al igual que sus canas
el correr de los años.
Ella aguardaba postrada en la cama,
el abrió de par en par las cortinas
dejando caer el polvo del olvido
y la confrontó finalmente,
pese a su resistencia a verlo.
Se quedaría allí hasta que ella decidiera hablarle
y así las cosas volverían a ser lo que fueron,
cuando compartían sus vidas
sin un abismo de materialismo en el medio.

X)
Oleada tras oleada
y tú sigues sin ensuciarte las manos,
el traje que usas
se ha vuelto rojo,
manchado con la sangre
de los que masacraste.
Un golpe de viento
le helaría la sangre
a cualquiera, menos a ti.
Aún retumba el sonido
del rifle martillando,
iluminada la escena
por un fuego de perdición
y purga mientras una carcajada
inunda la garganta del desdichado
que lucha por escapar de toda esa locura.

XI)
Sola sobre el manto negro
no más que una mancha gris
recubierta por una niebla densa,
fue convirtiéndose en una
resplandeciente estrella blanca.
Su paso quedo perpetuado
a través de cientos de luceros
que aparecieron en el firmamento,
conformando la constelación
del lobo, recordándole al mundo
el lado que perdió poniendo su
existencia sólo en lo que conseguían,
traicionando y justificándose
mientras soltaban palabras vacías
que escondían lo que hicieron
detrás de una cortina de humo.

XII)
La emperatriz contempló el paisaje desierto
y lanzó una bocanada al aire,
todo estaba dispuesto para la coronación
al fin estaría en donde debía
desde hace tanto, cuando el mundo se creó.
Hasta el sol tendría que rendirle tributos,
que no fuera a pasar una nube extraviada
que arruinara su preciado momento.
Satisfecha descendió de la torre
dejando un rastro de humo
que ocultó sus pasos vacíos.

XIII)
Hay cosas que he dejado atrás
bañadas y quitadas por la lluvia del ayer,
una cálida noche de verano llena de excusas
y amargura, viendo lo negra que se ha puesto
tu existencia después de tanto tiempo.
El amanecer llega
y algunos recuerdos se meten en los sueños,
pero siempre falta una última imagen
en la pared que encuentro.
Al final de ella hay una cara conocida
alguien no cerró esa puerta
o ¿sólo fuiste vos la que levantó
todos estos muros? quedándose cómodamente
aislada de los que alguna vez te amaron.

No hay comentarios.: