Que te digan que existí, aun cuando mis huesos
no sean más que polvo y de los demás sólo
queden sus pasos vacíos.
Que nuestras huellas son arena que el viento alisa,
pero los actos de esta vida se prolongan en la eternidad
incluso si le echas la culpa al otro.
Esta alma es sólo mía
y al final lo único que vale conservar,
aunque el resto vea como normal
la corrupción, la decadencia y las ansías de
poder con el que forjan su existencia.
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