No necesito excusas
simplemente bebo mi vino
y escribo mis odas,
que son las barcas que han
de sobrevivir en el mar del tiempo.
Lo que pienses y hagas
no es de mi incumbencia
en tanto no trates de imponerme
tu filosofía de vida,
si es que podemos llamarla así.
No hay seres perfectos
excepto por quien duerme
en el patio trasero,
así que podemos juntar
nuestros defectos y virtudes.
Del resto que se ocupe la zaranda,
enviando cuesta abajo
a los réprobos.
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