I)
El sol de la mañana convirtió el desierto
de arena en un mar de fuego, previo
a las olas que marcaban el comienzo
del reino del eterno océano.
Cruzamos entre las brasas como
tantas otras veces en nuestras vidas
y al final el húmedo oasis nos
recibió, para con sus brazos tomar las huellas
que dejábamos en la olla que se formaba
y aliviar el calor del viento del norte
que tantas mañanas ha azotado
la costa de éste, mi lugar en el mundo.
II)
El sol resquebraja la tierra seca,
el viento del sur trae alivio,
apenas unas gotas de esperanza
seguidas de un arcoíris que marca
el final de la tormenta que nunca cae.
Enero corre suavemente
por el mar del tiempo dejando atrás
la resaca de diciembre,
navegando hacia el faro
del año nuevo.
Los recuerdos se apilan tomando el lugar
de otros momentos, pero consumidos
como el papel por los que se volvieron
brasas ardientes que nunca se extinguirán.
En sueños te apareces,
una niña que se volvió mujer mientras
veía hacia otro lado,
te ríes y sigues de largo
dejando desolación.
Las tardes son templadas,
en esta costa crecí y por éste mar
me he ido cada vez más lejos
buscando algo que aún sigue esquivo.
III)
Sentado, envuelto entre nubes,
señal de su estado de ánimo,
cada tanto su ira se traducía
en temblores y rayos que azotaban
a la tierra hasta que perdía
el interés retornando a su soledad.
Cuando sus lágrimas caían
la lluvia cubría los campos,
una cortina cálida para el mundo
hasta que comenzaba a dar vueltas
por el recinto haciendo que
el viento se levantará trayendo
la nieve, marcando el paso del invierno.
Al regresar ella, retomaba la calma
habitual llegando la primavera,
el tiempo juntos se volvía el verano
caluroso y húmedo que perduraba
hasta que se separaban.
Luego la melancolía del otoño,
cada hoja se marchitaba
en un recuerdo a la espera
del reencuentro.
IV)
No me vengas con consuelos baratos
que faldas no faltaron,
lo que no abundan son recuerdos
de cosas que no fueron ni serán.
La esencia estaba definida
y el rastro que dejó lo confirma.
mientras sigue el camino recordando
rostros que aguardan en el lecho
a quién nunca llegó.
V)
Brindemos,
la cosecha es buena
sabe a frutas y gloria,
hoy los que no están regresan
en nuestros recuerdos y evocaciones.
El viejo guerrero deja de lado
el fusil cubierto de barro y sangre,
Julia se sienta en el porche
bajo el cobertizo adonde se ha ido
una vez más la pelota roja, blanca, roja
como éste vino que sabe a rapsodia
y nostalgia una vez más.
Hay un rostro que casi no conozco
pero que es tan parte mía como de
la historia que en esta mañana trazo
sobre las hojas blancas,
para no perder la costumbre
y escaparme de la pantalla
que aunque me guste
no hay nada mejor que los afectos
y un buen Malbec cosecha 2010.
Un golpe de frío,
no más de cinco minutos
para que los ángeles vuelen.
Conservo los recuerdos
de tiempos que han sido buenos,
pequeñas cosas de personas
que han partido o ya no están
y las luces en el cielo se han
quedado huérfanas
porque los dos faroles azules
ya no volverán, excepto en algunos
instantes en el que la memoria
resurja en medio del océano violeta.
VI)
Una ciudad dormida
los gritos de algunos
corriendo tras un balón,
la escena borroneada
por la niebla que rodea
nuestra existencia caótica.
Pasamos desapercibidos
en éste mundo que va
demasiado rápido,
los besos que me das van
despacio como el agua
de la cálida lluvia de verano.
Mi canción suena apacible
aunque sea tan estrepitosa,
los días me han pintado
canas y tú me has pintado
la palabra Amarte en el alma.
Somos dos, uno solo,
yendo por esta ruta
hacia un horizonte desconocido
pero sintiendo que podemos
con lo que sea que aguarde ahí.
VII)
Extendió la tarjeta y el enorme guardia le abrió la puerta negra, más oscura
que la noche que lo precedía.
- Otro cuervo de las tempestades dijo la Emperatriz.
- No cualquier cuervo, respondió el rápidamente, Rojas Rojas es mi apellido.
- ¿Y a que debo su visita Señor Rojas? dijo ella mientras acariciaba a la
mascota que dormía en su regazo.
- Me han dicho que recientemente ha tenido problemas materiales.
- Nada que mis marionetas no puedan resolver, la reconstrucción del palacio
tomará sólo unos meses dada mi extensa fortuna.
- Los bienes tienden a ir y volver dijo entonces Rojas Rojas.
- En mi caso siempre se quedan, me he asegurado a futuro y siempre gracias
a mi mejor fórmula.
- ¿Y usted se refiere a meter a sus amantes por la puerta de atrás, pero
sin que su marioneta maestra se dé cuenta?.
- Algo así dijo ella, no te sirve acostarte con un tipo en la primer acita.
Bueno, en realidad esa es mi excusa favorita, así el oficial nunca se entera
y está siempre dispuesto a satisfacer mis demandas a cambio de ciertos
débitos de mi parte.
- Usted le acaba de dar significado a la palabra materialismo respondió el Señor
Rojas Rojas.
- El materialismo no existe dijo ella sin perturbarse, uno busca soluciones.
- Otro sinónimo de materialismo entonces.
- ¿Aún no sé por qué está usted aquí?, tengo asuntos más importantes
que atender.
- ¿Será acaso administrar un reino de dos?
- No suelo darle explicaciones a nadie, menos a desconocidos así que simplemente
váyase. Es lo mejor para todos.
- Dirás para vos le respondió el Señor Rojas Rojas.
- Esto lo he vivido antes, ¿acaso es una broma?.
- No lo es dijo Rojas Rojas, uno debe hacerse cargo de lo que hace.
Es inevitable que haya consecuencias a la larga.
- ¿En qué piensa? preguntó H.H.
- En cómo es que llegué a éste punto en mi vida dijo su invitado.
- Las acciones te llevan hacia un lugar u otro, nadie está obligado a hacer aquello que no quiere.
- ¿Qué pasará con ella?
- Seguirá ahí hasta que se dé cuenta de lo que hizo, todos tienen derecho a una segunda oportunidad dijo H.H. y soltó una risita.
- ¿Acaso es uno de tus habituales chistes? preguntó el invitado.
- No, es que me parece gracioso decir “derecho” frente a un cuervo de las tempestades.
- Uno elige y luego termina metido en un lío o puede vivir en paz. Todo es relativo.
- Hablando de líos, mejor me vuelvo a ver si los ravioles no se pasaron o la Sacerdotisa puede enojarse dijo H.H..
- ¿Adónde ha ido? le pregunté.
- Se fue a la marmolería de Carrara con el fiel Dolafo, dijo que necesita reformar la casa.
Lo seguí a través del extenso salón blanco y antes de entrar a la cocina miré la habitación en donde ella sigue justificando lo que hizo. No basta con decir lo siento, hay que sentirlo.
VIII)
Y los jinetes se fueron,
dejando la fortaleza
uno a uno.
Entre aquellos muros el
último escribió una leyenda,
para recordar su paso por
aquel lugar.
Después se dirigió a la niebla
viendo como la fortaleza
parecía desaparecer.
Los años pasaron,
los lazos se estrecharon
en toda esta distancia
que ahora nos separa,
pero que de alguna forma
nos mantiene unidos
como al principio hace
una década.
Y la pequeña crece día a día
en la costa lejana.
IX)
Si te he herido de alguna forma,
varias veces estoy seguro, perdóname.
Tú eres la tibieza que viene tras el frío
de la tempestad, las lágrimas que coronan
a las rosas blancas y alguien le echa
la culpa al rocío, pero es que no saben
que sólo es el llanto del amor desconsolado.
Cada noche cuando estalla la tormenta
quebrando el martillo el cielo
y llenándolo de cicatrices,
tu simplemente estás en paz
como si recién despertaras
y nada de esto hubiera ocurrido.
Así discurren los días
entre el cielo melas que refleja mi ánimo,
carácter y condena,
y la calma que envuelve
tu existencia silenciosa.
X)
Sus manos entumecidas
se apoyaron en la pared
de la gruta, avanzando a tientas,
sintiendo como aquel lugar
parecía latir a través de la roca.
Tropezó varias veces
evitando caer, sabedor
de que no dejaría esa prisión,
sus fauces oscuras
lo engullirían volviéndolo polvo
como a tantos otros.
Una eternidad en la noche,
al final se dio cuenta
de que el aire se hacía más limpio
y salió a la superficie
encontrando a la luna.
El mar debajo lo llamaba,
un símbolo de libertad,
lo invadió una energía
que creía extinguida en él.
Buscó refugio en una desmantelada
choza de pescadores y se durmió,
el sol le dio la bienvenida
cuando partió en la pequeña nave,
una sola vela blanca
se infló como sus pulmones
al sentir la brisa marina.
La libertad se veía inmensa
al igual que el océano,
navegando a donde
el viento lo llevara.
XI)
El viento agita la pequeña llama,
resiste en una lucha titánica,
no hay respiro, cruel ironía,
la batalla continua.
El que le dio el impulso
para existir ahora pretende
apagarla, como un puño gigante
azotando la tierra de los hombres
ante la ausencia de su protector.
Cuando retumben los cielos,
desgarrándose en cientos
de venas azules en un mar negro,
entonces huirán temerosos
hasta que el mazo caiga sobre ellos,
extinguiéndolos mientras vuela
de regreso a su portador.
XII)
La marea estrellándose
contra el muro del quebranto,
esto parece no tener fin.
Las almas de los caídos
yacen aprisionadas a esta
contienda interminable.
Oscuros hechiceros
traen oscuros sirvientes,
enfrentándose a su némesis
en medio de la nieve.
La balanza no se inclina,
la eternidad para ellos
obligados a caer y levantarse
no sintiendo, no muriendo,
mientras los señores de la guerra
siguen midiéndose una y otra vez.
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