La señora sonríe para el protocolo, muestra las fotos del último cumpleaños de su can y los cipayos aplauden como si fuera un partido de golf.
La señora se ha despertado más tranquila esta mañana, el silencio parece ser lo más saludable según su consejero.
El consejero permanece en las sombras, pero mueve los hilos y los demás lacayos saltan de acá para allá.
Ya no hará falta de todas maneras, han montado una escena y nos quieren vender a bajo costo las entradas.
El consejero sonríe para sí, todo parece estar yendo como lo ha planeado. Las regalías llegarán pronto y podrá distribuirla entre el ejército de zombis que han hipotecado su vida a éste proyecto.
Los que aún conservan algo de razón y de conciencia de clases se quedarán callados ante la escena, contemplando el macabro espectáculo.
Las palabras se quedan en el tintero, aquel que portaba la luz de décadas de silencio y complicidad yace muerto en circunstancias extrañas antes de poder llegar al refugio de ñoquis antes llamado congreso, ahora devenido en un conclave de corruptos que trabajan poco y se suben el sueldo rápido.
Su muerte es una ofensa igual o peor que el atentado del 18/07/1994 en pleno corazón de la capital de la República y también bajo un gobierno de fascistas.
La banshee desgraciada se irá al final de aquel año siendo destronada por un desconocido pero volverá escondida para poner a un títere pensando que así la olvidarán, dado que la justicia es inexistente en la Tierra de los Parias.
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