La tormenta yace lejos de nosotros,
pero el viento frío que la precede
se hace sentir en esta noche de verano.
Veo los resplandores sobre tu ciudad
los mismos de los que tú buscas reparo
y sin embargo no le temo a lo que viene.
Las hojas que se desprenden de los árboles
azotados cortan como navajas, caminando
sobre el borde nos volveremos a encontrar
y entonces veremos cuan profundas
son las heridas que nos infligimos
en el pasado, que como esa tormenta
está lejos pero latente.
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