Esculpida desde los huesos,
quién te mandó a ver todo
desde afuera mientras esas
piernas parecen talladas
por un Dios irónico y burlón.
Cae la lluvia en éste pueblo desolado
pero tú solo tienes la mente fija en una
cosa, en un frenesí que te niegas
a desatar por temor a tener que hacerte
cargo de lo que venga.
Y así,
la única tormenta es la que ahora
golpea la calle vacía.
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