No todo tiene que tener un orden,
así que lancemos por la ventana
lo que nos sobra quedándonos
con los besos y las botellas
que aún no descorchamos.
Afuera la noche está congelada,
encuentra un antagonista
en los abrazos que nos unen.
Sobran las palabras
cuando hay tantas brasas para atizar,
que el reloj en la cocina siga con
su compas aburrido esperando el amanecer.
El sol ya salió para nosotros.
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