lunes

Volviendo a casa

Al principio le llamó la atención la esfera roja que se encontraba cerca del techo, en donde dormía. 
La vos la llamaba dulcemente cuando era la hora de comer y ésa misma voz le enseñaba a través de la pantalla que se encontraba del otro lado.

Un día logró unir las cinco letras que formaban su nombre: primero fue una L violeta, luego una E azul, la I naranja, la R verde y una A roja.
El tiempo pasaba, el reloj de arena giraba y la cuenta empezaba otra vez mientras la niña se volvía más fuerte.

Una noche o acaso ¿era de día? tuvo un sueño, las dos personas cuyas voces escuchaba en la pantalla huían a través de un desierto perseguidas por una enorme sombra.
Encontraron un extraño vehículo de metal y se ocultaron en él, la enorme nariz de acero giro y disparó, destruyendo a la enorme oscuridad que desapareció.

Cuando tuvo edad suficiente logró jalar de la esfera roja y todo a su alrededor se estremeció mientras por fin podía ver el enorme cielo oscuro recubierto de faroles.
Ascendió a través de la escalera que se desplegó al abrirse aquel ser de metal, en el que se encontraba desde que podía recordar.

El aire nocturno le llenó los pulmones, se sentó allí viendo las horas pasar y entonces conoció por fin al sol que llegaba al amanecer, cuando éste suavemente le acarició el rostro.
El ser se movió atravesando desiertos y montañas mientras las voces le decían dónde estaba, la lluvia vino y el arcoíris con ella; se rió maravillada cuando las gotas le mojaron la cara mientras seguía rumbo al sur.

El aire salado le llenó los pulmones y entonces se encontró sola con el inmenso mar, dejando sus pequeñas huellas estampadas en la playa en donde se sentó a ver el atardecer llegar.
Y el vehículo cambió de forma logrando flotar mientras avanzaba por el enorme lago azul, un grupo de delfines constantemente se cruzó en su avance y hasta las gaviotas encontraron en donde posarse un instante, antes de volver a la pesca.

La isla apareció como una enorme roca y en la playa encontró a las dos personas que desde hacía tanto había estado viendo en esa enorme pantalla de la máquina que la llevaba de vuelta a casa.

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