sábado

Va el pensamiento

- ¿ Y cómo se lesionó?.
- Estaba jugando a la rayuela y me caí.
- Rayuela, ¿cómo la obra de Cortázar?.
- En realidad iba caminando y me doblé el pie.
- Ajá, vamos a hacer unas radiografías entonces. Necesito unos datos suyos. ¿Nombre y apellido?.
- Diego Flores.
- ¿Edad?.
- 35 años.
- ¿Domicilio?.
- Avenida Tormenta y Costanera, Costa Atlántica.
- Veo que es de acá, pensé que venía de vacaciones.
- Todo el año y esta es la peor época.
- Todos parecen querer salvarse con tres meses del verano. ¿Vio la cantidad de ofertas de alquileres que hay?.
- Antes era negocio, ahora hay demasiada oferta. La gente gasta poco y si la matan no vuelve.
- La otra noche salimos a cenar, no gastamos tanto en promedio pero hay que buscar.
- Lo que vale una salida al cine paga casi una cena entera.
- Por eso existen tantos aparatos hogareños.
- Si, pero el cine sigue siendo algo difícil de igualar.
- A mí me gustan las películas de tiros, piñas y patadas.
- Yo a veces prefiero algo con un poco más de contenido.
- Cierto, yo prefiero en general el cine europeo. No hay tantas explosiones y te obligan a seguir la trama.
- Ya sabe lo que dijo Gregory, el cine se estropearía si dependían excesivamente de los efectos especiales.
- Bueno, pero ese es otra clase de cine.
- De la clase de películas como “Horizontes de grandeza”, “Duelo al sol”, “Cabo de miedo” y “Por quién doblan las campanas”.
- El otro día vi a un hombre llevando unos tablones y le dije a mi señora: ¿mira, no se parece al “Viejo y el Mar”?.
- Si, Ernest la escribió para su yerno.
- Incluso hubo otra versión, la de Anthony.
- Otro cine, otra época. Sin embargo, cada tanto sale algo bueno.
- Muy bien, al radiólogo y vemos que tiene.

***

No puedo hacerme cargo de esto
aun cuando la sangre corra
hacia las raíces de las flores
todo debe ser mitigado
con pasado y olvido,
no hay otra manera de existir
sin evitar mover las piezas
anulando movimientos
a la primera oportunidad
simplemente para no hacerse cargo
del deseo contenido.
Solitaria combatiente
desde los latidos de tu madre,
has hecho una armadura
que evita que caigas
más de una vez en el mismo lecho,
posponiendo el encuentro
para otra vida,
poniéndole distancia
a esta extraña situación
de negar los impulsos.

***

Va el pensamiento, se remonta lejos
a un lugar que existe en los sueños
y ahí encuentro a los dos viejos,
lagrimeando mientras el coro de esclavos
canta una vez más.
Un recuerdo traído del otro lado del océano,
tal vez a los de allá les falló la memoria
y de la tierra quedó la añoranza.
Hemos hecho de éste lugar nuestra casa,
finalmente podemos dejar de huir
de la destrucción y refugiarnos en un lugar
seguro, en donde ver el sol brillar
sin temer los golpes ominosos de los cañones.
Aun cuando estemos ausentes, nuestras manos
seguirán trabajando esta tierra noble
en donde todas las Patrias confluyen
como los ríos en el mar que nos trajo hasta aquí
hace más de medio siglo.

***

Uno más que se va,
los corceles galopan 
tronando sus cascos
mientras el martillo cae,
el caldero se llena
convirtiéndose en un mar rojo,
nuevas huestes cruzan 
el puente de piedra.
El choque de los aceros queda
inmortalizado en un grito de batalla
no teniendo tiempo para
otra cosa que no sea blandir
la hoja y darle de beber,
cayendo los relámpagos 
un instante, después oiremos
el trueno y camuflado en esa
gruesa nube negra como la noche
el carro correrá por los cielos
buscando el camino de regreso
hacia los salones de acero.

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