lunes

Fresno


Suficientes nutrientes producto de los caídos, todo a la larga es arrastrado hacia el lago primitivo del que el océano desciende. Tanta lágrima de mujer se derramó en su desembocadura que le quedó lo salado y el beso final sobre la mano que buscaba una respuesta, a ese naufragio que no les dejaba esperanzas tras varios días de otear el horizonte. Los juncos surgieron de una de esas plegarias, aunque cuando el culto cambió se olvidó la tradición y la traición para con los propios llevó su sangre rumbo al espejo de agua. Después el silencio, las hogueras en la ribera y el adoctrinamiento, los paganos huyeron hacia el interior encontrando refugio en lugares a los que la mano castiga herejes no podía llegar. Un enorme árbol creció alimentándose de los tributos de otros, con el oro se calmaba a las bestias pero en el barro existe el cuerpo para ser machacado. Atados a su tronco para que el viento se lleve los lamentos, las hienas vienen a comer por lo bajo, la tierra es confiscada en el nombre de alguien más y luego otro tallo se eleva hacia el firmamento. Es la hora del olvido, bebe el ruin con el déspota y los ladrones, mantienen en un puño a los débiles que dejan sus generaciones en la degeneración del poder. La corrupción se extiende, cada vez hay más cruces y menos que intenten cambiar la situación, más parásitos que se alimentan de las raíces del árbol. Hasta que este se torna una masa gris, se seca y cuando la última hoja cae, el fuego viene a convertirlo en cenizas. Entonces la basura se vuelve la nada que el océano ha de reclamar en su avance furioso, derrumbando las fortalezas para unir en un mismo destino a todas las clases, el tiempo no distingue en su desgaste diario. Cuando cese la tormenta y la calma retorne, haremos el racconto de lo que quedó de nuestro mundo. Ahí en una pequeña isla florece un fresno, de a poco pobla la superficie que asomó al sol hace un rato nomás. Los juncos le forman una corona, una reserva por si falta alguno que no se acuerde que no somos más que energía y en algún punto regresa esta a su origen. Así que con cuidado da los pasos, pero sin detener el rumbo pese a tanto mal hábito arraigado que en algún punto ha de soltarse y perderse en la lejanía, en tanto se generan mejores conductas olvidando las otras.  

Cuaderno 2, 19.

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