viernes

Ruiseñor

El arroyo atravesaba el bosque
y los rayos del sol, que lograban
filtrarse entre los ancestros
de los árboles que poblaban la tierra,
acariciaban la superficie del manantial.
El guerrero se detuvo para beber
acercándose al agua, al tiempo
que una flecha se incrustaba
en un árbol cercano con un sonido hueco.
El troll emergió portando un hacha
de piedra que hizo caer en el lugar
donde había visto a su víctima,
encontrando solo el vacío.
Miró hacia todos lados
pero no había huella de aquel enemigo,
como si se hubiera fundido con el bosque.
Observó el arroyo y su reflejo
lo asustó, comenzando a golpear el agua
para destruir a aquel ser tan monstruoso.
El hacha se le enredó en las ramas
de los árboles y entonces siguió golpeando
con las manos desnudas, levantando 
un oleaje a su alrededor.
Un rayo de sol se filtró entre las ramas,
formando una aureola
alrededor del ruiseñor que comenzó a trinar.
El troll lo contempló,
vio la aureola a su alrededor
y dio un grito aterrorizado,
tropezando con las raíces de los árboles,
cayendo en medio de una estrepitosa escena.
Se levantó emprendiendo la huida
a toda carrera
por donde había venido,
éste bosque estaba hechizado,
los enemigos se desvanecían,
las bestias aparecían en el agua,
los pájaros lanzaban destellos,
las raíces y las ramas se extendían
como brazos buscando atraparlo,
no volvería a cazar allí.
Entonces el ruiseñor se metamorfoseó
y el elfo emergió riendo a carcajadas.

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