miércoles

Smorfia

La señora se hace la desentendida
mientras la procesión deja el último
lugar de descanso por la otra puerta.
La vida sigue, la farsa también
detrás de una mueca payasesca
y una careta que esconde 
una sonrisa siniestra.
La señora evita tocar el tema, 
los lacayos aplauden,
los cipayos esperan
los sicarios ya han actuado
y siguen vendiendo la farsa.
Es el cuento del lobo
jugando a ser la víctima
y disfrazada tras un atuendo blanco.

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