Un día no hubo más libros
la historia sólo tuvo el tiempo presente,
así que no pudimos aprender del pasado.
Qué pensar, qué hacer, cómo vivir
fueron digitados desde cajas
y el ser humano perdió su capacidad de crear.
Hasta Dios se consiguió una cuenta de correo
electrónico y sólo contesto a las necesidades
de éste mundo una vez a la semana.
Lo que no se ve
no existe,
todo bailando con esa música repetida
y materialista mientras hacemos
un asado con el último poema.
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