Cómo quieres que supiera
lo que esperaste esa noche,
si vengo de las tierra en
donde todo es quietud.
Tu llevas el alma de la ciudad,
nada podía prepararme
para ese caos de mofas
y de cigarrillos.
Vivo aquel que encara,
rápida la acometida
y luego, al calmarse todo,
seamos sólo buenos amigos.
Yo he querido otra cosa,
tu un frenesí blindado
para no ensanchar los vientres
y perder rápido la memoria,
más de lo que un amante tarde
en vestirse para largarse.
Así mis horas se han escrito
con toda la soledad,
cambiando un rostro de mujer
por otro hasta que no queda nada.
La bestia reemplazo al niño
y ahora dices que soy un extraño.
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