miércoles

Pibes

Los niños corren por las calles
que los adultos dejamos agrietarse,
entre los restos de los árboles
que nos dieron sombra de pequeños
y los despojos que conforman 
todo lo que ya no nos sirve.
Vemos al mundo a través 
de un cristal opaco,
ellos lo miran con esos dos faroles
inocentes de quienes aún 
no han perdido las ansias de jugar.
Y así van las cosas,
artífices de una nación
de la que esperamos no dejarles
sólo los restos de tantos naufragios.

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