miércoles

99

99).

Uno entre mil
parece como si el reloj fuera hacia atrás,
una carrera por ver quién vive más tiempo.
A la mitad del camino
tonto si me engaño de esta forma,
parece ser que no he aprendido las lecciones
y los errores se repiten en forma brusca.
Combatiendo a los demonios
entre tristezas y señales de arrepentimiento,
el horizonte no se ve prometedor
mientras la única luz que tenía cerca
se aleja cada vez más de mi barca.

Cada amanecer).

Cada vez que partes 
todo queda en silencio
y la distancia se ve
envuelta en la bruma,
mientras las luces la atraviesan.
Con cada movimiento de la mañana
que llega siento tu ausencia,
una parte de mí se va con vos
y la otra quiere abrazarte
para retenerte en el lecho caliente.
Toda la vorágine
no me ciega y en algunos pasajes
del día vuelvo a sentir que me falta algo,
mientras la loba guarda el cubil 
a la espera de tu llegada.
Siento tanto que mis palabras
floten en el vacío,
aun cuando digo te amo
y desearía que puedas oír la lluvia
caer, pues no tengo palabras
o forma de describir algo que me es
tan familiar pero no te lo puedo transmitir.
Sos mi luz y mi razón,
no necesito otra cosa
aunque a veces parezca distante
es que aún no logro dejar atrás
algunas cosas, mientras el aroma al café
me acompaña cada amanecer cuando te vas.

El llamado).

Somos muchos, 
somos el viento,
un grito de batalla,
espadas alzadas 
en la planicie.
No corras,
no te servirá de nada,
el águila parda vuela
sobre un río rojo.
Estalla el trueno,
retumban los cuernos
llamando a los hermanos,
brazos recubiertos de acero.
La gloria es dorada
en éste atardecer,
recubierta de un manto de fuego
mientras nuestras monturas
cabalgan hacia ella.

Flores).

Viéndolo todo,
como las ráfagas de la ametralladora
que dispara para detener la marea oscura
que se abalanza sobre la fría trinchera.

Las vidas que vendrán al final de la guerra,
Ana partiendo del puerto y dejando atrás
los restos del viejo continente.

El frío, la búsqueda de los cabecillas del ataque
entre los restos de las fuerzas traídas de África,
los hermanos abrazándose entre el llanto
en algún lugar al otro lado del Océano.

El encuentro con un viejo enemigo
debajo de los álamos, la vida tiene esas 
muecas de ironías. 

El can que quedó del otro lado,
la nieve crujiendo bajo los pies
de los hermanos que han dejado
su sangre derramada.

Un segundo el que toma reemplazar
a quien ha recibido un tiro certero,
para que las balas sigan pasando 
mientras el busca sobrevivir
a esa estúpida guerra.

Fuego).

El poblado se extendía sobre una colina
protegido por paredes de roca lisa
que formaban un circulo alrededor,
desalentando toda posible 
incursión de un invasor.
Sólo en dos lugares el terreno descendía
hacia el bosque y los guerreros
del norte custodiaban esa zona.
El templo de Odín se alzaba
cerca de una formación de árboles
que se extendía en medio de la elevación,
los aldeanos se movían echándolos abajo
mientras los mineros extraían 
el poco oro que quedaba en ese lugar.
El humo de la herrería llenaba el aire
de la mañana mientras esta se acercaba
al mediodía en una frágil calma.
Las partidas de cazadores no habían
regresado aún, mientras los guerreros
levantaban pequeños muros
para cubrir las dos entradas.
Entonces ocurrió el desastre,
el fuego apareció de súbito como
una maldición extendiéndose
por los árboles que los aldeanos talaban,
arrasando el templo y una gran parte
de la aldea, llevando a la muerte
a varios pobladores que no pudieron huir.
La mitad de la base quedo destruida
iniciándose la reconstrucción mientras
pequeños grupos eran enviados al bosque
cercano para seguir con la recolección.
Los guerreros del norte bajaron la guardia
demasiado ocupados en recuperar su hogar,
no se percataron que los aldeanos
desaparecían sorpresivamente.
El ejército enemigo había logrado sacarlos
de su encierro y ahora interrumpía sus suministros,
pronto los sobrevivientes se vieron rodeados,
su fortaleza fue una trampa
transformada en tumba
y una sombra siniestra se abalanzó sobre
lo que quedaba de aquella ciudad,
como un ojo que acechaba desde el bosque
cayendo sobre ellos cuando menos lo esperaban.

Heavy Metal).

Suena tan bien,
como un blues en una pesadilla,
mientras yo contemplo esta escena
oscura con el cielo rojizo
entonando la misma y maravillosa melodía,
tu limitación me ofende
mientras buscas un justificativo.
Tanto camino recorrido
para sentarte en ese trono barato
dejando a un lado la melancolía de éste
solo y poniéndote a acuñar monedas,
nada te importa excepto tus diamantes
y mi canción suena estremecedora 
entre estos muros de acero.
Los lobos se sueltan mientras las huestes rugen
dejando las horas como segundos
o acaso eso no es lo que son en éste
reloj de arena que la mano vieja y sabia
del tiempo manipula imperceptible,
mientras juega con nosotros 
frágiles piezas en ese tablero de ajedrez.
Somos cientos clamando por venganza
en medio de toda esta distorsión
que suena como una canción de cuna,
tú te tapas los oídos
y te vuelves ciega para no ver lo
que está sucediendo justo frente a tu vida
tornando esa escena mentirosa y rosa
que construiste segando tantas vidas,
en un manto oscuro que te recubre
aprisionándote y sacándote un grito 
mientras los cuatro cabalgan por el mundo,
cayendo el martillo al fin sobre tu mundo de cristal.
Ahora esa frágil existencia tuya llamada decadencia
no puede evitar ver la escena que se le planta enfrente,
consumiendo tus gritos las voces de los cientos
que asedian tu palacio de vanidad.

Hipocresía).

Tantas restricciones, sólo les falta vallar el océano,
la estupidez humana parece no tener fin.
Escondes tu hipocresía detrás de una declaración de derechos,
para mostrar tus buenas intenciones
y luego miras hacia otra parte cuando depredan todo.
La civilización yace al otro lado del océano
o al norte de nuestra tierra,
decadente, arrogante y condenada a permanecer
materialista a lo largo de la historia.
Hipócritas,
una función de títeres montada por los pocos
que ostentan sus riquezas pero que al final
no logran evitar el paso de los años.
Yo no quiero viajar con tantos impedimentos,
no me hace falta sentirme excluido en otra tierra,
con la nuestra ya es suficiente,
quemando principios como a brujas en una hoguera
de ignorantes llamada sociedad.

Juntos).

Dame un buen vino
y una fogata para recitar
los versos que compuse tras tus besos,
los que vinieron como la cálida lluvia
del verano a humedecer labios resecos.
Bríndame un rincón en cualquier parte
en donde podamos dormir las noches frías
acurrucados, tus sueños, los míos, 
para que al alba sepamos que el nuestro
es un camino eterno.
Lo demás sobra, así que lo dejaremos
fuera para que nuestros pasos
no pierdan la ligereza que tienen
desde que andamos juntos por éste mundo.

Pueblo).

Me he dado cuenta
de que pese a la distancia,
de todo el tiempo que llevo
sin pisar ese lugar,
también se ha quedado con una
parte de mí.
Estampado en ese fragmento etéreo
llamado alma, aunque la memoria
se vea empañada con el tiempo
y el recuerdo sea una foto que
se desdibuja lentamente.
Tantos rostros conocidos,
sitios que permanecen inalterables
como la vieja vía en donde aún rueda
un balón y las calles que siguen siendo
las mismas que nos vieran pasar, aunque
hoy sean otros los que las ocupen.

Tablero).

Blanco y negro,
tonos de la existencia,
los peones visten mithrill,
acero forjado en el trueno.
Éste es el día,
una hora antes del amanecer
todo está listo para la última oleada,
el rey ha dejado su trono
y porta su martillo de las tormentas.
Todo preparado para la batalla,
el día será rojo mientras los cascos
sacuden la tierra, la señal es dada
desde lo alto de las torres de piedra.
En el castillo sola queda la reina con
sus amantes y la corte rodeándola,
pronosticándole que quizás está vez
pueda vestir el luto un tiempo,
hasta que su soberbia le permita
erigir en soberano a uno de sus adivinadores.
La mañana se llena de aceros chocando,
la avanzada deja su sangre en esa tierra
mientras el rey combate codo a codo
con cada uno de sus guerreros 
formando un muro de plata,
la emperatriz espera relajada
lanzando humo al aire
que emula la destrucción sembrada
en el llano de la contienda.

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