que cubre el viejo camino,
ese que alisaste con tanto esmero
pese a que el tiempo se esforzaba
en estropearlo.
Repitiendo el ejercicio
las veces que hiciera falta,
más azúcar en el mate
cosa de endulzar
la soledad del camino.
En una curva tu maquina
se despide del sol,
mientras el monte te da la bienvenida
junto a Elsa que te aguarda
al lado de la chimenea.
A Elsa y José. Vuestro recuerdo perdura.
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