viernes

Escenas P2 (06-12)

XIV)
Un viaje hacia lo profundo
algo oscuro y amenazador se mueve allí,
el mar eleva sus enormes brazos
sobre la cáscara de nuez que es
llevada adonde él quiera.
He visto el suelo agrietarse
sin que crezca nada allí,
presagio de que muchas cosas
no llegan a buen puerto.
Y ahora atravieso el salón
cada puerta es una invitación a
la tentación que se insinúa entre
risas y jadeos, mientras al final
del corredor me aguarda
aquello que se ha mantenido
oculto hasta ahora.

XV)
Se apretujó la capa,
envuelta en la noche
llegó y prendió fuego
las cortinas rojas
del salón real.
Las llamas coronaron
la caída de la emperatriz,
mientras en su locura
danzaba rodeada de fuego
y sus marionetas caían al fin
para volverse humo y cenizas
junto a ella.

XVI)
Con esa frase me diste la espalda
pensando que sin vos yo no podría seguir,
abandonándome lejos de casa
para que al final ella venga por mí
y lo que dijiste se vuelva realidad.
Así el tiempo ha pasado
dando una vuelta completa,
tú sigues empeñada en esconderte
como si el pasado pudiera enterrarse
profundamente, temerosa de que salga
a la luz y te persiga en sueños.
La atmosfera se ve viciada
tanto humo para esconder esos pecados,
mientras el trono permanezca dorado
nada de qué preocuparse hermana mía.
No te has calzado el traje de Índigo
pero aun así me has convertido en tu Némesis,
aunque la plata es algo a lo que yo
no le doy importancia, pero para ti
es como el aire, no puedes estar sin eso
y al final la carne es mortal,
la tuya, la mía, tan perecedera
que lo único importante es cuidar el alma
que nos dieron al venir aquí.
El mar golpea a tu puerta
y ése mismo mar te traerá hacia mí,
así será tarde o temprano
para que entonces la balanza esté equilibrada.
Deja que los recuerdos se agolpen en la entrada
de tu casa mientras despachas a otro amante
y el agua borra las huellas del ayer,
pero todo queda inalterable en la memoria
mientras tratas en vano de matarla
con olvido y decadencia.

Nota: Índigo es la princesa de la serie del mismo nombre creada por Louise Cooper y Némesis su equivalente malvado. La princesa Anghara viste de azul (el color del luto) y toma el nombre del mismo (Índigo) para salir a cazar a los demonios que ella liberó, entre los que se encuentra Némesis (su parte malvada que la lleva a abrir la Torre de los Pesares, pese a la prohibición de la leyenda).

XVII)
- Saludos Hermana murmuró el recién llegado.
La emperatriz no daba crédito a lo que veía, mientras el espejo se le escapó de las manos y se hizo añicos contra el piso de mármol de Carrara, cortado a base de llamaradas.
- Vos dijo ella, perteneces a otra historia y no sos bienvenido aquí.
- A éste paso seré lo único que quede cuando todos los demás vean lo que realmente eres.
- No te necesito, tengo mis riquezas y mi entrada al cielo asegurada, personas que harán lo que yo les diga cuando haga resonar mis dedos.
- Tus marionetas sólo bailan con el tintineo del metal, pierdes eso y ellas caerán como tu palacio esta noche.
Y al decir esto un trueno quebró la calma, mientras la construcción al otro lado del río se venía abajo y la emperatriz maldecía.
- Ahora donde hubo opulencia, materialismo y soberbia únicamente queda vació y sombras. Es hora de que me cobré las ofensas del pasado.

Se acercó a ella que lo contemplaba con los ojos sin esperanza y llenos de terror. Bebió hasta el hartazgo, saciándose con cada gota que extraía y al final la mano huesuda cayó inerte, quedando aquel lugar en silencio.
La emperatriz se despertó asustada, bañada en sudor y le tomó un rato darse cuenta que era un sueño, aunque la luna que se filtraba entre las nubes negras de la noche emitía un único y amenazador rayo plateado.

Nota: la frase con la que comienzo éste pequeño relato le pertenece a uno de los personajes de Louise Cooper, Némesis, y aparece en la saga Índigo. En la mitología griega Némesis personifica a la venganza y el color plata sirve para representarla.

XVIII)
Otra vez
la vieja canción sonando,
como un recuerdo que vuelve
en medio de la niebla que el tiempo
le ha puesto a la memoria.
Pequeñas esperanzas
juntadas y unidas
para que todo sea una sola voz
sonando en el cielo del mañana.
Cuantas cosas han quedado atrás,
tus pasos ya fueron borrados
por el omnipresente océano
como las de tantos otros.
Y sin embargo tú presencia
sigue aquí, recordando un fugaz momento
en el que fui feliz a tu lado.

XIX)
Todo se cae
tus ansias de poder te cegaron,
levantaste estos muros
ahora yacen vacíos como
el salón que ocupas.
Esconderte de los enemigos que creaste
o ¿te escondes de los miedos
del remordimiento?.
Tus pisadas en la nieve están cargadas
arrastras la ambición contigo,
tienes las manos rojas
y el agua no las lava.
Gritas para que vengan a servirte
el anillo no te sirve,
está inanimado como tu existencia
esperando en el lecho temeroso
de que Él te cobre todo
el mal que viertes en cada copa que tomas.

XX)
No vengas a confesarte
toma la lección de la doncella de hierro
y encuentra al sacerdote blandiendo
una espada entre los demonios.
De las cuatro esquinas
nos hemos soltado
cruzando la llanura,
en un atardecer en el que el sol
será más rojo que la sangre
que bombea tu acelerado corazón.
Hasta los reyes dejan sus tronos
marchando hacia la batalla
mientras tú te recoges la falda
para encontrar un salvador
en esta historia repetida.

XXI)
Paciencia,
no tenía otra forma
de llamar a ése momento
viendo las estrellas
congeladas en la noche.
Esperaría
quién sabe cuánto tiempo,
la lluvia era un reloj
resonando suave en el vacío
y entonces cuando el alba llegara
saldaría la cuenta, dejando cerrada
la herida que ella le abrió.

XXII)
Todas las escenas se mezclaron,
el lecho cotidiano y la torre vacía
pasaron ante nuestros ojos.
Te tuve más veces de las que hubiera deseado
si esto no fuera sino una ironía del destino,
algo no estaba bien o es que siempre fuiste así.
Tenerte no era difícil
lo complicado era que tú no repitieras éste acto
sin ningún tipo de conciencia en otro lugar.
Cuantas veces la lluvia borró las huellas
y entonaste la misma canción
saliendo aireada de la situación,
para volver a repetirla cuando así lo desearas,
sin importar mancillar aquello que llamabas amor.

XXIII)
Voces en la noche atormentan tu sueño,
despiertas bañado de sangre,
la de aquellos a los que traicionaste.
De día luces en calma,
pero al caer el sol la oscuridad
sobre ti no es natural.
Tantas ansías de poder tienes,
te eriges sobre los demás
como una divinidad impiadosa
jalando de las cuerdas,
todos deben bailar con tus chasquidos.
Esas marionetas son de carne y hueso,
no lo notas en medio de la bruma
que cubre el lecho en el que te revuelcas,
para despertar con sus manchas
sobre tu consumido cuerpo.

XXIV)
Éste es el camino que he escogido
el cual me aleja inevitablemente de ti,
lejos está la época en la que
uno velaba por el otro,
¿en dónde quedó la mujer a la que conocí?.
¿Cuándo se volvió un ser carente
de sentimientos?, fría como ésos dos
faroles azules que coronan tu blanco rostro.
El tiempo nos ha separado
y la estela que deja la nave es borrada
por el mar, como si el también quisiera
dejar toda ésa parte de nuestras vidas
hundida en las profundices de un abismo
oscuro y frío llamado olvido.

XXV)
¿Adónde te has ido?
hace una década
añoraba tu regreso
y ahora sólo deseo
que me devuelvas
a la mujer que no eras.
Me he sentado a ver
el atardecer en esta roca
y el viento me ha traído
el olor de tus cigarrillos.
La estación sigue vacía,
aquella vez viniste por mí
pero ahora regresas
en los recuerdos que traigo
copa tras copa,
naufragando los sentimientos
en esta existencia
sin la luz de ésos faros
azules y fríos.

XXVI)
¿Qué ven esos ojos fríos?
esa cortina que los nubla
viene de tu propio ser,
esta mañana no es como otras
¿acaso creíste que volvería implorando?.
Ya se fue,
sólo que tú te escondiste detrás de
lo que desconociste durante tanto tiempo
y ahora hablas de traición.
Recuerda las mañanas que compartiste,
cada sorbo en medio de esa alfombra
verde y roja mientras reían,
como las horas se iban despacio,
el tiempo nos pertenecía
unidos como si fuéramos la misma sangre
y ahora esto se ve vacío.
Hace un año atrás
ya estaba así, sólo que tú no lo veías,
ahora piensas que quedó atrás pero
ya se fue hace tanto que no puedo
recordar que era lo que nos unía.

XXVII)
Un océano rugiendo,
estallando contra la roca
para verla deshacerse.
Un embate detrás de otro,
las manos desnudas golpean
contra el granito y lo deshacen.
Te escondes detrás de las sombras,
pretendes un camino fácil
y no ves el abismo sobre el que caminas.
El agua se ha vuelto roja
nuestra sangre clama venganza,
la tuya se hizo agua
y entras en pánico mientras se cae
tu castillo de arena.
Tu voluntad es débil,
trepar es sencillo pero estás
demasiado alto y no sabes cómo bajar.
Ven te lo mostrare,
derribare tu gigantesco cuerpo
y sobre el lugar de la caída
forjaremos la bóveda celeste,
nuestra seña, siete estrellas conformando
una corona, para que tus vástagos teman
la venganza de nuestra sangre.
Sangre, si eso es lo que te cubre ahora,
la que pensaste que podías usar contra nosotros
y que era un arma en manos inexpertas.

Escenas Parte 1 (06-12)

I)
Nunca llegó temprano a ningún lugar, los demás tenían que
depender de sus caprichos y del tiempo que se tomaba
para poder prepararse.

Más de una vez sus comentarios desataron una tempestad
en el lugar en el que se encontraba, alejándose y dejando que
los demás se enzarzaran en discusiones que terminaban
cuando se daban cuenta que él se había ido.

Muchas veces organizo la vida de otros, comprometiéndolos
y concertando entrevistas en las que el participaba indirectamente,
fugándose maletín en mano mientras aquellos resolvían sus
problemas.

Al único lugar que faltó con aviso fue a su funeral, porque
aquellos a los que había cruzado en su camino continuaron
confrontados por décadas mientras el simplemente se alejaba
pedaleando por la costa.

II)
El barco comenzó a hacer agua
el oro no compraba un lugar
en los botes salvavidas,
la emperatriz puso el grito en el
cielo y le ordenó a sus marionetas
que perecieran por ella.
Pero se dio vuelta y ya no quedaba nada
el frío le calaba su huesuda humanidad,
después de todo hasta ella tuvo
un padre y una madre.
La dama oscura la observó desde más
allá de la bruma del tiempo,
dejando que por una vez alguien saliera
de su reino eterno y entonces se produjo
el encuentro tras tanta espera.
Él le extendió la mano,
ella sintió la tibieza
la misma que había cuando el lazo
no se había roto.
Leía debajo de un pino
preocupado por la lección
y entonces ella le trajo un sándwich
sacándolo de ese mundo de normas
y temores pre-examen.
Ahora en éste lugar todo yace perdonado
y limpiada el alma de tantas impurezas
para que lo material se vaya lejos.

III)
Lejos,
esparcidos como arena
en el viento yacemos.
Ciego,
no quieres verla
pero está ahí,
el mismo lugar
de dónde venimos
indicando el camino
de vuelta.
Su luz
se hace más fuerte
con cada año que pasa,
portada en nuestra sangre
un estandarte de batalla
aunque se te haya echado
a perder bañándote
en el materialismo,
usando a los de tu carne
para cubrir lo oscura que
está tu alma mientras cataratas
llenan los ojos de una Madre.

IV)
Y las páginas se acumulan
las quejas de los alumnos también,
sobre todo las de uno que parece
en cada clase golpear con el martillo
el yunque del herrero.
Hemos de forjarlos,
un poco de cada cosa
para que sean espadas afiladas,
mentes pensantes y no autómatas,
cuidando que dejen de ser un número
en una lista para pasar a convertirse en universos.
Incluso muchos arrastran vástagos tras de sí,
mientras los meses vuelan y la hora
de cerrar las notas se acerca
anunciando su partida,
vaya uno a saber a qué costas
irán a parar en cada uno de esos viajes
que emprenden.
“Los recuerdos se pierden como
el llanto en la lluvia”, las gotas se deslizan
del rostro arrugado, lleno de cicatrices
de tiempo y batallas, mientras
la mano callosa se empeña en
despejar la imagen gris de éste invierno
que se ha venido a instalar en su vida
y en la habitación que el fuego
de la chimenea calienta.

Nota: “Todos esos recuerdos se perderán como el llanto en la lluvia” es una frase de la película Blade Runner (le pertenece a Rutger Hauer).

V)
Era solo un cachorro
lleno de miedos, cuando
la niebla la cubrió al llegar.
Las imágenes de esa época
se desvanecieron de a poco
cuando el amanecer vino.
Vio la escena desde lo alto,
resguardado por las sombras
de la montaña en donde moraba.
No pudo evitar que su tristeza
le hiciera lanzar un grito
que retumbó en toda la tierra.
Ya no quedaba nada allá abajo,
esa niña se había ido
como llegó con la sarrasón.
Lo que quedaba era su forma real
consumiéndolo todo a su alrededor,
obligándolo a alejarse para sobrevivir.
Sabiendo que atrás dejaba
un pedazo de su ser
atado a tantos recuerdos,
que ahora importaban tan poco
a luz de esta realidad.

VI)
Estaba perdido entre los pasillos
de su laberinto cuando comenzó
a caer la lluvia.
Me quede en un rincón
acurrucado y tiritando,
nada de eso pareció importarle.
Vi a otros seres correr de
aquí para allá clamándole a
Dios su ayuda.
Entonces cuando la tormenta
cesó y el cielo se despejó
recordé que en lo alto
brillaba la estrella de mis ancestros
marcando el noreste.
Aún estaba ahí,
fría y solitaria,
en medio de ese mar oscuro.
Me moví entre los pasadizos
de éste laberinto siempre
siguiéndola y al final
alcancé la salida.
Sentí una voz gritar
desde el centro y
las llamas tragarse aquel lugar,
le di la espalda y comencé
a caminar hacia el amanecer.

VII)
Somos los que venimos al amanecer
cuando tu recién te estás despertando
y con la espada pronta dejamos
un reguero de destrucción a nuestras espaldas.
Somos los de la sangre roja, como el Malbec
que nos bebimos la noche anterior
mientras nos preparábamos para éste día
no fuera cosa que la sangre se nos aguara.
No hemos venido por tu patético reino
sólo queremos quebrar esa corona
y que la emperatriz no reine más,
al atardecer habremos tenido éxito
y sus marionetas danzaran con las llamas
levantándose sobre las cenizas
el bastión de la saeta de Creta.

Y si ese intento de lobo que tienes contigo 
no se quita de nuestro camino
nos lo comeremos en la cena,
calentada en las llamas que iluminan tu
caída, reina decadente.

VIII)
Las calles yacen silenciosas
mientras camina por ellas,
el fusil al hombro
sólo para evitar a los lobos.
Una mano invisible se cierne
sobre la ciudad, tantas desapariciones
parecen parte de un plan macabro.
Una inscripción en la vieja pared
de la esquina del barrio,
llamando a votar en una época
olvidada, mientras el enemigo
viene silencioso en la noche.
Disparos lejanos,
el hombre es lobo para con el hombre,
los hermanos se matan entre sí
todo sea para sobrevivir a la nevada
que te aniquila cuando te toca.
Y al llegar a ese monumento abandonado
otras armas brillan en él,
trayendo ecos de épocas más gloriosas.
Se han reunido en el medio
de esa bestia monumental,
mientras las manos guían a sus sirvientes
hacia nosotros para que los enfrentemos
una vez más, recreando la escena.

El único héroe válido es el héroe "en grupo", nunca el héroe individual, el héroe solo.
Oesterheld – Solano López: EL ETERNAUTA.

IX)
La vieja reja lo recibió como tantas otras veces
lo había visto irse, incluso en lo que pareció
que era para siempre.
En esa ocasión su corazón se llenó de vacío
por el amor que dejó atrás de esas barras,
que ahora denotaban el paso del tiempo.
Abrió la oxidada muralla
cruzando el jardín en donde una mano experta
mantenía a las hormigas lejos de las rosas.
Golpeó a la puerta de madera,
el tiempo pareció retroceder y congelarse
la mujer que abrió le recordó su pasado.
Supo quién era en ese instante,
una imagen en el espejo de la existencia
una réplica de carne y hueso de su madre,
esos ojos azules quemándolo de nuevo.
Lo condujo hacia la habitación de la torre
a través de los peldaños, testigos de tantas noches,
que denotaban al igual que sus canas
el correr de los años.
Ella aguardaba postrada en la cama,
el abrió de par en par las cortinas
dejando caer el polvo del olvido
y la confrontó finalmente,
pese a su resistencia a verlo.
Se quedaría allí hasta que ella decidiera hablarle
y así las cosas volverían a ser lo que fueron,
cuando compartían sus vidas
sin un abismo de materialismo en el medio.

X)
Oleada tras oleada
y tú sigues sin ensuciarte las manos,
el traje que usas
se ha vuelto rojo,
manchado con la sangre
de los que masacraste.
Un golpe de viento
le helaría la sangre
a cualquiera, menos a ti.
Aún retumba el sonido
del rifle martillando,
iluminada la escena
por un fuego de perdición
y purga mientras una carcajada
inunda la garganta del desdichado
que lucha por escapar de toda esa locura.

XI)
Sola sobre el manto negro
no más que una mancha gris
recubierta por una niebla densa,
fue convirtiéndose en una
resplandeciente estrella blanca.
Su paso quedo perpetuado
a través de cientos de luceros
que aparecieron en el firmamento,
conformando la constelación
del lobo, recordándole al mundo
el lado que perdió poniendo su
existencia sólo en lo que conseguían,
traicionando y justificándose
mientras soltaban palabras vacías
que escondían lo que hicieron
detrás de una cortina de humo.

XII)
La emperatriz contempló el paisaje desierto
y lanzó una bocanada al aire,
todo estaba dispuesto para la coronación
al fin estaría en donde debía
desde hace tanto, cuando el mundo se creó.
Hasta el sol tendría que rendirle tributos,
que no fuera a pasar una nube extraviada
que arruinara su preciado momento.
Satisfecha descendió de la torre
dejando un rastro de humo
que ocultó sus pasos vacíos.

XIII)
Hay cosas que he dejado atrás
bañadas y quitadas por la lluvia del ayer,
una cálida noche de verano llena de excusas
y amargura, viendo lo negra que se ha puesto
tu existencia después de tanto tiempo.
El amanecer llega
y algunos recuerdos se meten en los sueños,
pero siempre falta una última imagen
en la pared que encuentro.
Al final de ella hay una cara conocida
alguien no cerró esa puerta
o ¿sólo fuiste vos la que levantó
todos estos muros? quedándose cómodamente
aislada de los que alguna vez te amaron.

sábado

Renacimiento

Has venido y esto no es un sueño,
nuestras espadas dejaban un rastro rojo,
una escena repetida de otra época.

Todo se ha vuelto negro,
la lluvia viene a lavar las heridas
y los relámpagos son escalofríos
por cosas que es mejor dejar atrás.

Pero en esta noche
cuando el océano rojo se desate
no podré evitar recordar lo que vi
en la mañana cuando combatíamos.

Llamas y desolación sembradas,
un pequeño huía de la devastación
siendo protegido por el mazo
invisible que le arrancó un grito de
agonía al gigante mientras el carro
corría chirriando por el cielo.

El trueno fue una advertencia,
pero la destrucción ya había comenzado
cayendo sobre ellos como el lobo desatado
y dejando gruesas venas blancas
en el horizonte mientras la nave
regresaba hacia el reino del acero.

...

Corre,
los relámpagos te protegen,
los lobos abren paso
hacia ese lugar lejos
de éste conflicto eterno.

La nieve roja es,
ya la nave atracó,
el corcel cabalga,
los ejércitos van tras el
bajando el carro a enfrentar
a la serpiente, mientras
el océano se sacude.

La tierra se parte,
el sol y la luna
borrados de un manotazo
del firmamento, mientras
el dragón cae hacia el fuego
retumbando el trueno,
anunciando el fin.

Entonces descubres que no estás solo,
aquí ella aguarda temerosa tu llegada
como el mundo reconstruido verá
la salida del nuevo sol,
iluminando la noche
una luna nueva.

Y en lo alto el trueno estalla
mientras su portador
hace correr el carro
herencia de su padre.

...

Tomó el sombrero de ala ancha, 
exhaló una bocanada de humo
y contempló al nuevo mundo.
La luna joven, hija de la que el lobo engulló, comenzó
a surcar los cielos y los seres de la noche se soltaron.
Leyó la inscripción en el Martillo, aventándolo
hacia el manto oscuro y viendo como un relámpago
anunciaba el regreso a su portador.
Cuando el amanecer llegó
decidió ir a explorar esta tierra renacida,
tal vez aún quedara algo de la antigua magia
de la era de los Aser.

Diario de viaje

He dejado el lecho caliente viendo en la pantalla lejana las fotos de Creta bajo la nieve. Sin pensarlo un segundo tomé el viejo cayado y me dirigí hacia el patio de la casa, en donde la loba se negó a salir por la helada matinal.

Vi hacia el suroeste, invocando el viejo poder que dormía igual que el resto del mundo y todo alrededor cambió súbitamente.  La nieve crujió debajo de mis pies, descubriendo como la arena aparecía y se mezclaba como una crema helada.

El sol de la mañana comenzaba a calentar mientras corría por los médanos de mi infancia, el mar lentamente lamía el manto blanco y su espuma se fusionaba con los restos de aquella tormenta.

Incluso llegué a ver a alguien que tomaba fotos, perpetuando el recuerdo, sin embargo la capa gris me protegía de miradas indiscretas. Así estuve aspirando el viento helado del sur, hasta que fue necesario que volviera a casa y para ser precisos con la transportación regresé al mismo lugar al que había ido a parar inicialmente.

La loba estaba recostada en el patio, tras el almuerzo, disfrutando del sol del mediodía y por la puerta trasera se filtraba el olor de la salsa que acompañaría la pasta dominical.

24 de Agosto de 2013: ha nevado en Balneario Reta y me lo he perdido.

Oda

Beber es humano,
así que bebamos
y alcemos las copas
rebosantes de Malbec.

Entonemos un himno de batalla,
para que su eco sea un susurro
en la noche previa a la contienda.

Al amanecer los jinetes cabalgarán
como reyes de metal,
incluso la doncella irá 
montando un corcel de hierro.

Y el acero, guardián ciego,
traerá una sonata fría
como la ventisca del sur.

Hasta ese sacerdote pagano,
que anoche cantó con nosotros,
vendrá a lavar sus pecados
en esta última carga
hacia la gloria.

Grunt

En éste momento, cuando la primavera
finalmente se adueña de noviembre
he asumido lo que soy.
Un gruñón consumado que contrasta
con tu eterna calma, en el discurrir de
todas las tardes que ahora nos pertenecen.

G.F.

He soñado con un horizonte escarlata
en el que toda la paz se ha ido concentrando,
así que en éste amanecer, cuando ella ha
partido nuevamente, tu imagen ha vuelto a mí.
Desde otro tiempo, en esa casa cuya puerta
tiene su llave afuera, te recuestas sobre la silla
dejando vacía la que está a tu izquierda y sonríes.
Esos cabellos siguen cenicientos igual que la barba 
de unos días, ocupando tu enorme presencia 
todo aquel rincón, esperando el paso de las estaciones.

Costa

Sumergió sus rocosas manos en el enorme estanque
sintiendo el frío que emanaba de éste y los rayos
del sol lo cegaron por un instante.
Luego sopló suavemente sobre los barcos de papel
que se dirigieron presurosos a cruzar el horizonte,
dejando su mundo para ir al encuentro de aquel
que se extendía más allá de la estrella dorada.
Cada barca reflejaba los sueños de los pequeños
que moraban al otro lado, los que habrían de 
convertirse en realidad mientras el comenzaba
a sumirse en el letargo del otoño.



He nacido donde los Arroyos se juntan,
creciendo entre el rugido del Mar
y la serenidad del Pueblo vecino.
Me adoptó una Costa de Plata
pero una gran parte de mi corazón
le pertenece a alguien que mora
cerca del Quequén.
Así me he vuelto un vagabundo
deslizándome a través de la costa
que bordea el sur y el este,
sabiendo que siempre habrá
un faro que marque el camino
de regreso a casa.

Flor del tiempo

Y allí estaba, viendo una imagen que no debería,
pero cuando la nostalgia invade no hay nada que hacer,
los vidrios de la casa se han tornado opacos
demasiado humo acompaña el lento paso de las horas.
Sentía que había algo, pero como siempre decidió no
explorar más allá de lo que estaba a la vista,
apenas una sonrisa cada vez que se cruzaban.
Recordaba lo hermosa que era,
tanto tiempo había pasado
pero esa era una flor que no se marchitaba
y entonces recordó que ya no tenía veinte años.
El viento del sur le golpeó el rostro,
no sea cosa que se detuviera olvidando
que las barcas estaban por volver.

Deshilachando la pelota de trapo

Tenía diez años y pegaba mi oído a la radio, la señal llegaba desde la lejana Italia. El gol de Alemania me llenó de tristeza, tal vez ha sido una de las cosas que más sufrí en mi vida (al menos en el plano deportivo).

El triunfo germano fue una muestra de la victoria del capitalismo sobre el comunismo, de cómo el muro cae y el comercio termina manchando la pelota.

Cuatro años más tarde un jugador colombiano convertía un fatídico tanto en contra de su propio arco y sellaba su destino.

Colombia no podía ganarle a la selección anfitriona, era impensada una victoria en los territorios del Tío Sam.

Otros cuatro años más, ya sabíamos de antemano quien sería el campeón, hasta ese momento no conocía el nombre de Platini.

El sparring en la final sería el tetracampeón del mundo, un perfecto montaje para que el gallo cante victoria.

Un viaje por Asía, cuatro años más tarde, había que devolver las cosas a su lugar. Una falta simulada contra Turquía, los goles anulados a Bélgica, Italia y el arquero coreano que por poco no se va hasta el borde del aérea en los penales contra España.

La figura invitada de la final fue Alemania, el delantero brasilero no estaba tan gordo.

Apuestas, escándalos, hay que acallar a la prensa. Nada mejor que un campeonato para la azzurra, de esa forma se manda al descenso a los de Torino y se salva del fuego al equipo de Silvio.

Los jueces no se equivocan, al que le cobró un penal inexistente en contra a los australianos lo premiaron con un lugar en la final.

Y la frutilla del postre, un elefante rojo encima de un árbol. ¿Quién miraría una liga que solo tiene dos equipos jugando entre sí a lo largo de treinta y picos de fechas?.

A los alemanes, actores principales de éste relato, les faltó cabecear en contra de su propio arco. Pero para eso estaba Carles, con sombrero, levita y capa, metiendo un soberbio cabezazo que deposito al elefante rojo en la final contra el Fútbol Club Máxima.

Ahora sí, todos a mirar la mierda de la liga auspiciada por un banco. El mismo que le puso cuatro letras enormes a Boca y a River, parte de un conjunto de instituciones que en los momentos difíciles se han quedado con fondos ajenos.

Hay cosas que no tienen precio, para todo lo demás está la Federación Internacional de Fraude Asociado montando el espectáculo y digitando al campeón.

Varios dígitos, método democrático por excelencia.

Océano

El pueblo se queda atrás pero presente en cada paso,
la casa, Shu y los recuerdos de mi infancia
guardados en el cofre de éste hermoso lugar.
Los lazos de sangre son los que hacen 
que la distancia muchas veces se vuelva
un trago amargo o un dulce momento cuando el
viento sople desde el este en La Costa,
la misma brisa que agitó al árbol que duerme
cerca de la Cueva del Tigre, vigilante de nuestros 
pasos sobre el Quequén Salado.
Reta se ve tan pequeño y tan inmenso en el corazón,
como si se hubiera tomado el trabajo de enredarse
en lo más profundo del alma, para que nunca jamás
podamos liberarnos del hechizo que vertió
sobre cada uno de los que hemos y aún amamos 
éste pequeño lugar llamado Océano.



Si olvidara de dónde vengo
condenaría a mi alma a naufragar,
dejando atrás las calles de tosca
y la brisa sobre los médanos
que le susurra al mar,
agitando los tamariscos 
sobre la inmensa paz de Océano.

Vid

Levantemos las copas
que el vino viene desde el cielo,
en forma de lluvia ha de humedecer
las gargantas de más de un testeador
de la vid, que nos ha de sumergir en 
más de un sueño aunque algunos
somos moradores asiduos de ese mundo.

Vid que es vida, purpura, violeta,
tormentosa y pasional como pocas,
tanto como el corazón de una mujer
que ama de la única forma posible:
sin ningún límite, aún con riesgo
de ser tachada de loca.

Vid, musa de todas mis pasiones
que hoy se han de desencadenar
como todas las veces una vez al año.

O varias veces.

Cristales

Los ojos nuevos ven el mundo
con la curiosidad de su dueño,
una hazaña trepar hasta los hombros
de quién vela por ti.
Las manos pequeñas descansan
entre los dedos gigantes,
cualquier hora es buena para jugar 
y dejar escapar los sueños.
La brisa que se cuela por la ventana
sacude la maraña de cabellos,
viendo divertida como a tu madre
la despeina una mano invisible.

Vlad

Vladimir sale de noche,
negocios oscuros
requieren un velo igual.

Vlad para los amigos,
frecuenta las partes bajas
de la ciudad pero vive
en lo más alto.

Espera paciente en las tinieblas
escondido detrás de un montón
de matones y armas,
a que su víctima incauta
caiga en sus manos.

Entonces Vlad sonríe cómplice,
otra alma más para agregar
y esta piensa como todas las 
otras que vale su peso en oro.

Una reina deslumbrada por la nieve,
procurando atarse al poder
para mantener un estatus 
que consiguió porque alguien más
se ensució las manos.

Propiedad

La cultura, como conjunto de conocimientos y expresiones de cualquier tipo en la enorme extensión de éste planeta, no ha sido concebida como accesible a todo el mundo.

La necesidad de limitar dicha posibilidad viene de la mano de una antiguo concepto, el conocimiento es poder y al poder como tal le interesa que seamos lo más ignorantes posibles.

Ignorantes equivale a incultos y por ende fáciles de adiestrar, si esto no da resultado en razón de que recibimos suficiente alimento durante nuestra niñez es necesario que paguemos por el derecho a la cultura. Es un derecho, pero se encuentra garantizado por el elemento igualitario por excelencia: el poder adquisitivo. El poder nuevamente es el factor determinante.

De ahí que al que detenta el poder, traducido en la posibilidad de hacer lo que se le cante y burlar cualquier ley (existen normas para todo el mundo, pero no se aplican igual a todos), pueda imponer las reglas de mercado para que acceda al conocimiento quien tenga dinero para pagarlo.

O acceda a cualquier forma de expresión, desde Seiya de Pegaso hasta el Libertango de Piazzola, pasando por un programa que desfragmenta el rígido hasta uno que detecta expresiones faciales, todos inevitablemente debemos pagar. Pagar, igual que al barquero para que nos ayude a cruzar el río (la entrada al cielo tiene un canon, la cultura no podría ser la excepción a ello).

De esta forma, aquellos que generan un programa de ordenador (léase software) pretenden cobrar por el mismo y ahí está la diferencia, si lo pago puedo acceder a cierto conocimiento o ventajas que no tendría si sigo en la era del ábaco. Dicha restricción es un intento de un sistema vetusto, obsoleto, decadente y mal humorado de intentar vallar o alambrar a la cultura misma.

Y el ámbito más característico de esto es la Red Mundial o Internet. Como un enorme ejercito de hormigas yendo a buscar material para construir su hormiguero, en las tres “w” se puede encontrar de todo. Desde una versión del Quijote hasta un programa para descargar libros, he ahí el pecado que debe ser combatido y erradicado. Para ello, usando un eufemismo, llamarón pirata a quien trata de conseguir un programa o un artículo cualquiera sin pagar el canon exigido por un bodrio de civilización denominado propiedad intelectual. 

Digo eufemismo dado que bien nos podrían tildar de ladrones, cuando por alguna receta mágica solo un puñado de personas en éste mundo son los que cortan el pescado gracias a un montón de negocios que rigen los destinos de naciones enteras (siempre habrá mercaderes y cipayos dispuestos). 

Entonces, con la Red el viejo concepto de propiedad intelectual encontró un problema. ¿Cómo le cobramos al que no está frente a la góndola o el mostrador para pagar por algo que no viene en un formato físico?.

Cartas

I)

La escena era un verdadero desastre, botellas rotas, cartas desparramadas, cuatro hombres muertos y ropa abandonada.
No le pagaban lo suficiente y encima ahora había un asesino suelto en aquel pequeño pueblo marítimo, para terminar de complicarle la vida.

Parecía que alguien había llegado al lugar e iniciado el infierno aunque no estaba seguro si las víctimas se habían dado cuenta de algo, ya que encontró demasiadas botellas esparcidas.

Lo mejor sería dejar que los de la ciudad se hicieran cargo pensó, mientras se dirigía a su unidad y prendía un cigarrillo.
El aroma a tabaco fue arrastrado rápidamente por el fuerte viento que soplaba del sur mientras el amanecer venía.

II)

Lo pagarían, ésa noche todo terminaría pensó ella mientras el auto se movía a través del camino de tosca.

La decisión estaba tomada, harta de tanto maltrato y de noches sin dormir mientras esperaba que el volviera, para tener que soportar su ausencia en el día mientras descansaba bajo los efectos del alcohol.

La luz de aquel lugar era poca así que dejó el auto a un lado del camino y tomando la escopeta de dos caños se dirigió a buscar a su esposo y su grupo de juerga.

III)

Llegó tarde a la reunión y sus compañeros se enojaron, tendrían que iniciar de nuevo la partida.
A su derecha alguien que no le había caído nunca simpático lo miró de mala manera y el ignoró por completo la situación.

Al cabo de unas manos los demás estaban casi pelados y su inquisidor compañero comenzó a insinuar que alguien hacia trampa.
Dada la cantidad de alcohol que había tomado para ése momento de la madrugada se quitó la ropa quedándose desnudo mientras los demás miraban y estallaban de risa; de ésa manera no podrían acusarlo de esconder cartas.

Esa fue una de las últimas cosas que recordaba mientras huía por la playa y el viento lo acompañaba, la primera descarga le dio a quien tenía enfrente; la segunda lo hizo saltar de aquella silla y correr por entre los tamariscos mientras a su espalda se escuchaban más detonaciones.

IV)

Ella vino para terminar con la vida de aquel a quien había seguido por veinte años y se encontró con toda la pandilla reunida, simplemente jaló del gatillo y alguien cayó sobre las cartas.
Los demás lo siguieron en el tiempo que tardó en recargar, demasiada bebida impidió cualquier reacción.

Luego volvió por donde había llegado hasta su vehículo y encendió un cigarrillo mientras se alejaba por el camino hacia la ciudad, dejando atrás su pasado.

Vergüenza

Antes de Carlitos no éramos nada, tan solo un montón de fanáticos que veían ir y venir jugadores.
Pese a todo lo logrado por Bianchi, no pudo sobrevivir a la vorágine de tener que ganar siempre.
Sin embargo sigo convencido de que hay varios jugadores que en ese 0 – 3 con Estudiantes en La Plata, simplemente fueron para atrás.

Y el viejo se fue.

Al año siguiente, el 14 de Mayo aparecía marcado en el calendario como el día que definiría el horizonte futbolístico. 
Pero de fútbol ni hablar, un imbécil decidió dar la nota y agredir a los jugadores de River.

Ahí se vio la desorganización e improvisación en su máxima expresión. No sólo por no saber qué hacer, sino porque durante demasiado tiempo los jugadores visitantes fueron rehenes de un conjunto de idiotas que llevaban los colores de Boca.

A eso sumémosle la falta de humanidad y tacto de los jugadores Xeneizes, ni siquiera un poco de solidaridad a la hora de salir evitando que los afectados por la agresión pudieran recibir atención.

Eso sí, había que mostrar que tenían las pelotas puestas (de nuevo: de jugar bien ni hablar) queriendo disputar los 45 minutos restantes a como diera lugar.
Y cuando era sabido que eso no ocurriría, saludaron a esos hijos de puta que se hacen llamar barras.

El barra es una enfermedad, un mercenario, un sicario, un pedazo de mierda que sirve al mejor postor. El Panadero Napolitano, señalado por las cámaras como el que causó la agresión a los jugadores Millonarios, parecía un angelito en sus declaraciones.

El presidente de Boca, que se traga la “S” cada vez que habla y ahora también las heces, le termina echando el fardo a River. Acto seguido, Arruabarrena hace los mismo.

Los dos se olvidan que el local era Boca, que el público era sólo azul y oro, que el partido se suspende por culpa de alguien que lleva los colores de Boca. Es más fácil echarle la culpa al otro que asumir la responsabilidad propia.

El barra es lo que es porque alguien se lo permite, porque forma parte de la enfermedad de una sociedad que asume como normal que alguien así pueda hacer lo que quiera y salir impune.

La falta de valores, solidaridad, humanidad se ve reflejada en los jugadores de Boca. Orión, el Cata Díaz, Gago, tipos de peso preocupados más por la billetera que por la humanidad del otro.

Angelici, un presidente que trae jugadores lesionados que juegan rato y luego de volverse a romper regresan a sus clubes. Parece ser que pagar caro y no usarlo es una constante en “se traga la S y las heces”, ¿o es otra cosa?.

En fin muchachos, lejos quedan las tardes gloriosas del ‘98 al 2008, lejos los huevos, la garra, el meter un poco para que los otros no se la lleven de arriba. 

Quejas y excusas.

R.P. (19 años después)

Cachito barre los despojos,
un hincha llora solo en la tribuna colmada,
un amigo llama a alguien que no está.
Los rostros del naufragio son varios
los responsables se excusan,
Amadeo sufre en silencio
mientras el otro Carrizo se funde con el llanto.

Si hay un infierno existe un cielo,
con garra, corazón y esfuerzo
han puesto a nuestro fútbol en lo más alto.
En los libros sólo figuran las estadísticas
lo humano parece ajeno,
pero ahí está una parte de Génova
flameando en lo alto de Sudamérica.

Salud.